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diversidadsexual

Padres Transexuales, Matrimonio e Hijos

Autora: Isabel Montserrat Sánchez *
email:mailto:monserrats5@hotmail.com

Cuando en un matrimonio se entera la esposa que su marido es transexual comienzan las dificultades en la relación, es comprensible que la esposa se sienta traicionada en lo mas profundo de su ser, puesto que ha vivido una mentira y ha estado casada con otra mujer. En algunos casos podemos decir que lo que lleva a una mujer transexual a ocultar su verdadera esencia es el temor a la soledad y a la perdida del ser amado, recordemos que un transexual es un humano como cualquier otro que puede amar, sentir, desear, tener sueños, miedos y cometer errores, estas cualidades del ser humano pueden llevar a mantener una mentira por el temor de perder a una persona que ha llegado a amar, por miedo a la soledad o al rechazo social. Estos casos no son exclusivos de transexuales femeninos (MTF), sino también pueden llegar a darse en transexuales masculinos (FTM), aunque en México son prácticamente invisibles y muchas veces ellos mismos no saben que son transexuales, se consideran en la mayoría de los casos lesbianas.

Ahora cuando ya existen los hijos comienzan a surgir nuevas preguntas, preguntas que parecen encontrar la respuesta en el divorcio y en el alejamiento del padre hacia los hijos, esto debido a que muchas veces se puede pensar que un padre transexual puede ser una mala influencia para los hijos o motivo de penas y burlas, ¿pero realmente que es un padre transexual y como puede afectar esto a el matrimonio y a los hijos?

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Un padre transexual es mujer transexual, un transexual es términos generales es una persona que tiene una disforia entre lo que su cuerpo le indica que es y lo que su mente le dicta, la teoría de la biogénesis del transexual indica que el cerebro experimenta una diferenciación sexual contraria a la dotación cromosómica del feto, por lo que nace una niña en el cuerpo de un niño, no se decide ser transexual, se nace siendo transexual y por temores diversos muchas veces se decide continuar una vida como lo indica la sociedad, sin muchas veces pensar en el daño psicológico y físico que se puede ocasionar y el daño que le pueda ocasionar a otras personas; el termino de padre transexual se esta usando en el caso de una pareja mujer-mujer transexual, la madre es la persona que da a luz al bebe (en el caso de una adopción la madre es la persona del genero femenino que ve por el bienestar y crianza del menor), hay parejas donde los mismos hijos llaman madre a su papá, esto por ser una persona del genero femenino y es algo inusual escuchar el termino la papá, pero esto no hace que se desconozca la enorme labor realizada por la madre, el esfuerzo, orgullo y gozo por traer un hijo a este mundo es algo que únicamente las mujeres biológicas podrán experimentar, posiblemente en un futuro con avances médicos una mujer transexual también lo pueda hacer, pero en la actualidad no es posible.

La alegría enorme que es al ser padre es algo que no tiene comparación y es tan especial e inmensurable como la alegría de ser madre, los hijos son la mayor bendición que puede caer sobre hogar y es tan importante la labor que realiza la madre como la del padre. El matrimonio sin lugar a dudas se ve afectado al saber la realidad de la pareja, muchas veces esto culmina en el divorcio y en la perdida de la custodia de los hijos para el padre. En el caso de Morelos la transexualidad esta contemplada como causal de divorcio en el Código Civil en el Capitulo XI del Divorcio, Art. 199 Frac. XXI indica que es causal de divorcio “ cuando uno de los cónyuges, por tratamiento médico quirúrgico intente cambiar o cambie de sexo” , en el caso del Estado de Jalisco la disolución del matrimonio se podría basar en lo indicado en el Capitulo XII del Divorcio, Art. 404 Frac. XIII “La incompatibilidad de caracteres que haga imposible la vida conyugal; que solo podrá invocarse después de pasado un año de celebrado el matrimonio” .

Al hablar de divorcio ya se está afectando la vida de los hijos, ellos no tienen la culpa de lo que hayan hecho sus padres, pero desgraciadamente en ocasiones son usados como chantaje para que el padre no cambie o se le niega la visita a sus hijos; cuando estos son pequeños y no comprenden lo que esta pasando son vulnerables a los comentarios de las personas y esto puede afectar su concepción del padre y de la familia. Si el divorcio ya es algo inminente es mejor terminar la relación como dos buenas amigas que como enemigas, es de entender que una noticia de este tipo va a afectar a la esposa de manera drástica y que eso puede llevar a la pareja a separarse como se diría comúnmente, por las malas. Pero también hay que ponerse un momento del lado opuesto, intentar entender y comprender la situación de la pareja, no es fácil el ser transexual y mucho menos lo es cuando se ha iniciado el proceso de cambio, claro que esto no justifica mentir a la persona que se ama con tal de no perderla, una mujer transexual se va a enfrentar a muchos retos y dificultades durante y después de su transición, en nuestra sociedad aun hay mucha ignorancia y por ende mucha discriminación para las transexuales, las dificultades comienzan desde la propia familia y se expanden al resto de la sociedad, es por esto que una mujer transexual necesita todo el apoyo que se le pueda dar.

La pareja de una mujer transexual no debe darle la espalda, ella nunca decidió ser o no transexual, la naturaleza lo hizo, es mejor apoyarse mutuamente pensando en el bienestar de los hijos y por mutuo acuerdo firmar el divorcio para evitar una mayor carga y desgaste emocional del que ya representa la ruptura matrimonial. Toda acción debe pensarse teniendo como punto central a los hijos para afectarlos lo menos posible en cualquier forma de que se realice el divorcio. Hay matrimonios que siguen su vida de pareja a pesar de esto, aproximadamente solo el 2% de las parejas continúan su vida matrimonial y su relación de pareja, en estas parejas el amor, comprensión y algo de sacrificio por ambas partes hacen que la vida conyugal continúe aunque con sus dificultades al principio mientras se logra un acoplamiento a la nueva imagen de la pareja, el cuerpo es lo que cambia pero la esencia sigue siendo la misma, esto no significa que en el 98% restante de los casos el amor no haya existido, es comprensible que la pareja se separe y quiera continuar y hacer su vida como dos mujeres independientes con sueños y deseos, pero sin descuidar la labor de crianza y manutención de los hijos. Es de vital importancia que exista entre la pareja mucha comunicación e información para que en caso de que se separen o no, no dejen lugar a dudas o exista rechazo alguno de la madre o de los hijos por un concepto erróneo de lo que es el padre.

Se puede pensar que tener un padre transexual afectará la sexualidad y desarrollo psicológico de un niño, pero esto no es correcto, años atrás se pensaba que un niño nace sin una sexualidad definida y que con un cambio es su aprendizaje un niño podría convertirse en niña, esto desgraciadamente se vio que era falso en un experimento que llevo a cabo el médico estadounidense John Money al usar de conejillos de indias involuntarios a dos gemelos, David y Brian Reimer, Money decidió usar a David puesto tenia una excelente oportunidad de probar su teoría en un niño al que por un error le fue dañado su pene de manera irreversible al hacerle la circuncisión, no era un bebe intersexual, sino un niño que había nacido en perfectas condiciones y eso lo convirtió en el sujeto indicado, los padres pensando que esto le daría una vida normal como niña accedieron a dejarlo en manos de Money. El experimento consistía en demostrar que David podría ser convertido en niña mediante la influencia externa y Brian continuaría su desarrollo como niño, pero las cosas salieron mal desde un principio, Janet Reimer, la madre de David recuerda lo que paso cuando le puso a “Brenda” su primer vestido justo antes de que cumpliese los dos años. “Intentó arrancárselo, romperlo. Recuerdo que pensé: ¡Dios mío, sabe que es un chico y no quiere que le vista como a una chica!". A Brenda la atacaban constantemente en el colegio. Cuando orinaba de pie en el baño, la amenazaban con una navaja. El experimento continuo sin lograr comprobar lo que el médico John Money decía, David seguía comportándose como niño y sabia que lo era sin que nadie mencionara una palabra, el experimento termino dejando un trauma severo en los niños, trauma que llevo al suicidio de Brian en el 2002 y de David Reimer hace un par de meses y probando de esta terrible manera que la idea de que un bebe nace sin un sexo definido y puede ser modificado durante su desarrollo es falsa, el genero esta impreso en todas las personas al nacer, independientemente del cuerpo que estas tengan. Con los hijos hay que tener especial cuidado en explicarles por que su papa es una mujer y hacer del proceso de cambio algo gradual dando el suficiente tiempo para que la familia y la gente que lo rodea vaya aceptando poco a poco lo que es realmente. En el caso de hijos en sus primeros años de vida, es igual de importante llevar la transición con mucha paciencia y ver cuales serán las mejores estrategias para evitarles un mal rato en el kinder o primaria, que son los primeros lugares donde se podría dar la crueldad por parte de otros niños hacia el hijo de una transexual, hay que manejar las cosas de la mejor manera posible para evitar un daño emocional al menor.

Un ejemplo podría ser que si se esta comenzando el proceso de cambio cuando el hijo va a entrar al kinder o primaria, presentarse como varón en las ocasiones que sea necesario, claro esto no siempre será así, seria únicamente como un pequeño sacrificio para evitarles un mal rato a los hijos, sacrificio que vale la pena hacer por ellos; Con el tiempo las cosas cambian y esto ya no seria necesario. En el caso de hijos mayores lo mejor es sentarse y hablar detenidamente sobre el tema, disipar las dudas y ver entre toda la familia cual va a ser la mejor forma de llegar al resultado deseado, esto con el fin de eliminar cualquier mal entendido y algún rechazo causado por una mala definición de lo que es la transexualidad. En cualquiera de los dos casos se puede acudir a terapias con psicólogos y sexólogos profesionales que podrán ayudar a las familias a salir adelante de la mejor forma posible.

En el caso de la separación cabe mencionar que es importante que a los hijos no se les niegue quien es su padre y mucho menos evitar que lo vean, esto es de suma relevancia para mantener una relación de familia entre padre e hijos. Para el padre es muy difícil el no poder convivir con sus hijos como lo hacia antes y mucho mas lo es cuando estos lo rechazan por su apariencia y por lo que es, este rechazo puede evitarse dejando que los hijos convivan con su padre y que vean su transformación en lo que realmente es, así como informarles de la mejor forma posible lo que es la transexualidad y el porque de la necesidad de ser ella misma. Es más fácil para los hijos entender esto cuando crecen y conviven al lado de sus padres que cuando lo hacen de forma aislada, no es lo mismo ver esa transición de manera gradual que presentarse después de un tiempo ante los hijos como una mujer y decirles “Hola soy tu papá”. Las familias de parejas del mismo genero son tan buenas como las familias tradicionales, por llamarlas de alguna manera, en esta se dan los valores, principios, tradiciones y costumbres que harán de los hijos personas de bien. Tiene que estar conformada por una pareja (padre y madre, madre y madre o padre y padre) que se aman y ven por el bien y prosperidad de todos los miembros que la componen, inculcan a los hijos los principios éticos, morales, cívicos y religiosos, tienen el deber de proteger incluso con su propia vida la de sus hijos y luchar por que ellos sean las personas de bien y provecho que cumplan la exigencias de la sociedad actual y sobre todo dar el amor, cariño, comprensión y tiempo para que sus hijos se desenvuelvan en su familia y sientan la confianza de hablar con los padres del tema que sea necesario sin temor al rechazo o burla, se tiene que fomentar la comunicación y confianza en todos los aspectos. Hay que saber escuchar tanto a los hijos como a la pareja. Una familia conformada por una mujer transexual y una mujer biológica no es un mal ejemplo para

los hijos, pero una familia formada por un padre abusivo y una madre que ignora la situación de sus hijos solo lleva a un caos que podemos ver desgraciadamente en algunos encabezados de violencia intrafamiliar, drogadicción de los hijos, padres o madres que los golpean incluso hasta ocasionarles la muerte, estos son ejemplos de lo que una familia debe evitar, no importa la clase social, el credo o la raza, si los padres ponen en ejemplo de una buena comunicación y relación familiar e inculcan a sus hijos las bases correctas, ellos harán lo mismo con sus familias y se forma una cadena que ayuda poco a poco a mejorar esta sociedad. En resumen se puede decir que la parte mas difícil en una situación de este tipo, donde la pareja es transexual, la lleva la esposa, por que destruye una visión y realidad construidas a base de una mentira que mantiene la pareja, llevando esto en la gran mayoría de los casos al divorcio, los hijos no ven afectada su sexualidad por tener un

padre transexual, además se tendrá que poner especial cuidado en sus primeros años de escuela, ya que la crueldad por parte de otras personas puede llegar a lastimarlos gravemente. Es mejor prepararlos para que en un futuro puedan llevar esta carga sin que los comentarios negativos los lastimen, estos se pueden darse en cualquier etapa de su vida, pero con la educación y apoyo necesario podrán sobrepasar sin dificultad. Es indispensable mantener la comunicación e ir explicando a los hijos de la forma mas adecuada de acuerdo a su edad y comprensión ya que con el paso de los años van a ir creciendo y notaran que su familia es algo diferente al resto y deseará saber la razón. No se pueden cambiar las cosas de la noche a la mañana, la transición es un

proceso gradual que requiere mucha paciencia, tiempo y comprensión hacia los demás, hay que darles tiempo para asimilarlo y aceptarlo además de darse tiempo para lograr la transición con los mejores resultados, siempre hay que tener en cuenta a los seres mas queridos, para ellos es difícil ver que su hijo, primo, esposo, papa es una mujer y hay que entenderlos que necesitan tiempo para aceptarlo. La persona sigue siendo la misma, su exterior es lo único que cambia, pero su interior permanece intacto, sería bueno considerar si existe una oportunidad de continuar en pareja, el cuerpo de cualquier forma con el paso de los años va cambiando, o en el caso de un accidente donde hayan deformaciones también, pero no por eso se deja de amar y de ser la persona con la que se

decidió compartir la vida. La identidad de genero es algo inalterable, no importa lo que se intente hacer es algo que no se puede modificar. Dense un momento para platicar en familia, la transexualidad no distingue clases sociales, puede darse en cualquier estatus económico y en cualquier lugar, el apoyo y comprensión familiar es lo mejor que un individuo pueda tener y es la mejor herramienta para salir adelante de cualquier situación.

*Transexual residente en Guadalajara, México, que ofreció amablemente este artículo para su publicación en nuestra sección. Isabel administra un sitio web de apoyo a chicas y chicos transexuales: http://groups.msn.com/comunidadtransexualguadalajara

La Política Sexual de Reinaldo Arenas

Realidad, ficción y la verdadera historia de la revolución cubana
Por Jon Hillson, Los Angeles, 22 de marzo del 2001
http://www.seeingred.com/

La trayectoria de los derechos de los homosexuales en Cuba ha sido objeto de desinformación y mala información desde hace décadas. Los esfuerzos previos por los enemigos de Cuba para usar las deficiencias del gobierno en los años 60 y 70 en esta área se vieron coronados con el “documental” de Néstor Almendros Conducta Impropia, producido en 1984 y lleno de fabricaciones, distorsiones y verdades a medias. Pero la campaña comenzó a irse a pique debido a los significantes cambios que se dieron en Cuba. Esta evolución está simbolizada en la película de Tomás Gutiérrez Alea: Fresa y Chocolate (estrenada en Estados Unidos en 1994) en la que se critican aspectos dogmáticos del Partido Comunista de Cuba e impugnan los prejuicios en contra de los homosexuales.

Sin embargo, ahora vuelve Antes que Anochezca, la mañosa y biónica hija de Conducta Impropia, como un intento de resucitar la cruzada anticubana de su precursor desacreditado. Pero no nos sorprende. Mientras que los ideólogos de la ultraderecha simplemente niegan los logros irrefutables de la Revolución, los enemigos más astutos del gobierno cubano durante mucho tiempo han visto en su política hacia los homosexuales una oportunidad para atacarlo. Esto sirve a la campaña central de Washington contra Cuba —la supuesta violación de los “derechos humanos” por parte del gobierno— campaña que comenzó prácticamente con la victoria de la Revolución y continúa sin pausa desde entonces.

La ampliación de los derechos de los homosexuales en Cuba en la última década y media —y el fin a la política más onerosa hacia los homosexuales quince años antes— es corolario a la ampliación de los derechos del pueblo trabajador en la isla. Más y más tabúes se han desmoronado frente al creciente debate y la discusión sobre temas políticos, económicos y culturales.

Un estudio de estos procesos será muy útil para aquellos que quieran esclarecer y responder a las interrogantes de Antes que Anochezca, particularmente los aspectos de la homosexualidad.

LA REVOLUCIÓN CUBANA TRAJO LA LIBERTAD

Los resultados liberadores de la primera Revolución Socialista en América crearon un clima de libertad sin precedentes en Cuba. Reformas profundas —empezando por el desmantelamiento de la policía secreta de Batista, hasta la abolición de las leyes racistas— desató un florecimiento del arte, la cultura y la música, y el acceso popular a éstas. A medida que las prioridades de los trabajadores y los pobres del campo asumían un papel más importante, nació un movimiento de liberación de la mujer. Esto desafió la realidad y el legado de la opresión y discriminación de la mujer, así como su estatus de segunda clase. Los centros infantiles se convirtieron en un derecho. Se relajaron dramáticamente las severas leyes del divorcio. Para 1963, la ley contra el aborto se abolió y el derecho a la libertad de reproducción se institucionalizó.

Aunque estos cambios radicales afectaron a los homosexuales, la revolución cubana no llevó a cabo las medidas innovadoras que realizaron los bolcheviques durante los primeros meses de la revolución rusa. Es más, hubiera sido prácticamente imposible que la nueva generación que tomó el poder en 1959 supiera de dichos avances.

MEDIDAS INNOVADORAS DE LA REVOLUCIÓN RUSA

En diciembre de 1917, el régimen soviético eliminó las leyes reaccionarias en contra de los homosexuales de la tiranía zarista. Esta acción sin precedentes fue resultado del lanzamiento de nuevos programas y políticas destinadas a la emancipación del sexo femenino. El doctor Grigorii Batkis, Director del Instituto de Higiene Social de Moscú, en 1923 escribió en su libro La Revolución Sexual en Rusia “La relación del derecho soviético al ámbito sexual se basa en el principio de que las demandas de la gran mayoría del pueblo corresponden y están en armonía con las conclusiones de la ciencia contemporánea”.

Explicó que “La legislación soviética se basa en el siguiente principio: La absoluta ausencia de interferencia del estado y la sociedad en asuntos sexuales, mientras nadie sea lesionado y mientras los intereses de la persona no sean usurpados ni invadidos... la legislación soviética trata a [las practicas homosexuales] exactamente igual que la llamada relación sexual ‘natural’. . Todo tipo de práctica sexual es asunto privado”. [énfasis en el original]

“La Revolución [de Octubre] no dejó en pie ningúna de las viejas leyes despóticas e infinitamente no científicas; no siguió el camino de la legislación reformistas burguesa, la cual, con sutilezas jurídicas, todavía mantiene el concepto de propiedad en el campo sexual y en última instancia exige que la doble moral siga imponiéndose sobre la vida sexual. Estas leyes siempre ocurren al ignorar a la ciencia”, explica el doctor Batkis. Repitiendo la teoría y la práctica bolchevique, el doctor colocaba la liberación de la mujer en el derrocamiento de las relaciones de propiedad capitalistas y la sobreexplotación del sexo femenino dentro de dicho sistema.

“No hay sociedad en el mundo entero que tenga estas metas, cuyos problemas no han sido confrontados por ninguna revolución previa”, escribió Batkis.

RETIRADA CONTRARREVOLUCIONARIA SOBRE LOS DERECHOS HOMOSEXUALES

La política contrarrevolucionaria liderada por Stalin que coronó a la reacción burocrática a finales de 1920 y principio de los años 30, necesariamente atacó los aspectos más progresistas de la ley soviética para consolidar su dominio indiscutible. A medida que este régimen conservador consolidaba sus privilegios y beneficios expulsando a los trabajadores del actuar político, y del gobierno, desarticulaba la libertad artística y literaria, reducía los logros críticos obtenidos por las mujeres y daba carácter oficial a restricciones políticas, culturales y sociales. Stalin intervino personalmente para criminalizar la homosexualidad en 1934, imponiendo una condena federal de 5 años de prisión por actos consensuales entre hombres adultos. En 1935, para consagrar aún más las normas de la “nueva familia” el gobierno ilegalizó al aborto, el cual había sido legalizado en los primeros meses del régimen revolucionario.

El notable novelista ruso Máximo Gorki, reducido a servir de cómplice o señuelo de la casta gobernante, anunció en un folleto subvencionado por el estado que “en los países fascistas, la homosexualidad, que arruina a los jóvenes, florece sin ningún castigo. En el país donde el proletariado ha obtenido audazmente el poder, la homosexualidad ha sido declarada como un crimen social y es severamente castigada”. Todo esto definía la posición “comunista” respecto a los homosexuales: un lastimoso eco de la reacción y prejuicio capitalista, expresada en vocabulario marxista.

La seudo ciencia estalinista mantenía que la homosexualidad era una manifestación de la “decadencia burguesa” y una “degradación de la moral”. Freud, quien aconsejó que la homosexualidad era un fenómeno sexual que ocurría naturalmente, fue proscrito. En la URSS las mujeres que tenían múltiples partos eran retribuidas con dinero y condecoradas con medallas. Hasta 1971, la recién publicada Gran Enciclopedia Soviética, definía a la homosexualidad como “una perversión sexual que consiste en una atracción antinatural entre personas del mismo sexo. Ocurre en los dos sexos. Los estatutos penales de la URSS, los países socialistas y hasta algunos estados burgueses, penalizan la homosexualidad”. Y esto, después de que la rebelión de Stonewall en la ciudad de Nueva York en 1969 se convirtiera en el inicio simbólico del movimiento moderno por la liberación homosexual. Hasta 1973 esto fue también la perspectiva, en palabras más “científicas”, de la asociación de siquiatras más prestigiosa en los Estados Unidos.

Fue en el contexto de esta “ortodoxia” que los revolucionarios cubanos alcanzaron su mayoría de edad, en los años 50, al adoptar el marxismo, primero en el Partido Socialista Popular pro moscovita, el cual accedió a también tomar las armas en el último año de la guerra revolucionaria. Su liderazgo y miles de cuadros representaron un componente importante en la serie de grupos revolucionarios que surgieron después de la toma del poder en 1959, culminando en la formación del Partido Comunista de Cuba en 1965. Este proceso llevó a la nueva generación a establecer relaciones con la URSS, China y el “movimiento comunista mundial”. Fue a través de este lente distorsionado que vieron la marcha de la historia y la última palabra sobre cuestiones que antes estuvieron en disputa. Fue en este año del 2001 que la asociación de siquíatras de China abandonó su posición histórica que la homosexualidad es una enfirmidad.

Para alcanzar una posición “en armonía con las conclusiones de la ciencia contemporánea”, los jóvenes revolucionarios cubanos enfrentarían la tarea titánica de limpiar un camino en medio de la basura del “marxismo oficial” en todos los campos, buscando una vía hacia las ideas emancipadoras y las experiencias del joven régimen soviético, dirigido por el partido bolchevique de Lenin. Estos fructíferos debates, documentos, resoluciones y archivos de los acontecimientos fueron sepultados por los infalibles comisarios del “socialismo desarrollado”. Sus instructores, catecismos y manuales —reforzados por los golpes de garrotes y botas— no permitieron ninguna pregunta, peor aún oposición.

Careciendo de toda conexión viva con la más avanzada posición científica de las primeras generaciones de revolucionarios, los militantes cubanos surgieron en un entorno internacional en el cual la homosexualidad era severamente reprimida en el llamado mundo desarrollado, un tabú incalificable en el Tercer Mundo y condenada como un crimen contra la naturaleza por quienes, en nombre del comunismo, tenían las riendas del poder en el resto del planeta.

CUBA NO ES INMUNE A LA REALIDAD

No se podía esperar que la revolución cubana ni entonces ni en retrospectiva, diera un salto por sí sola sobre tan grandes obstáculos históricos e internacionales. Es más, algunos —por ignorancia o demagogia, o ambos— identificaron la homosexualidad masculina con la pornografía y la comercialización del sexo endémico en La Habana antes del triunfo de la revolución. La atracción al sexo homosexual ilícito era un componente de la industria de la prostitución que esclavizaba y explotaba cerca de 100 000 mujeres (en una población de seis millones de habitantes) para servir al negocio del turismo, convertiendo a La Habana en el burdel más grande del Caribe. El negocio del sexo encasilló perfectamente junto a otros negocios lucrativos como los casinos, el juego y la droga; elementos soeces que embadurnaron a Cuba.

Tomará tiempo y será necesario llevar a cabo luchas para resolver las contradicciones entre el contenido profundamente progresista de los cambios realizados colectivamente por el pueblo cubano, por un lado y, por el otro, la homofobia. Este fenómeno se basa en la poderosa combinación del machismo (con sus cimientos en las relaciones sociales y económicas del capitalismo colonial) y el atraso cultural que refleja, reforzado por la reacción clerical y el oscurantismo de la Iglesia Católica. Todo esto apuntalado por la tutela “científica” de Moscú.

Mientras que se aceptaba que “un homosexual” podía tener “una correcta posición política”, Fidel Castro dijo al periodista norteamericano Lee Lockwood en una entrevista extensiva en 1965 (publicada como el libro Cuba de Castro, Fidel de Cuba) “nunca hemos creído que un homosexual pueda personificar las condiciones y requisitos de conducta que nos permita considerarlo un verdadero revolucionario, un verdadero comunista. Una desviación de esa naturaleza choca con el concepto que tenemos de lo que debe ser un militante comunista”.

“Pero sobre todo”, continuó el dirigente cubano, “no creo que nadie tenga una respuesta definitiva sobre la causa de la homosexualidad. Creo que debemos considerar cuidadosamente este problema. Pero seré sincero y diré que los homosexuales no deben ser permitidos en cargos donde puedan influenciar a los jóvenes”. El dirigente cubano hizo este planteamiento en el contexto de “las condiciones en las que vivimos” —cuando todavía la huella de Bahía de Cochinos y la Crisis de Octubre estaba viva— y la necesidad de “inculcar en nuestros jóvenes el espíritu de disciplina, de lucha, de trabajo. Esta actitud quizá no sea correcta, pero es nuestra sincera opinión”.

UNIDADES MILITARES DE AYUDA A LA PRODUCCIÓN (UMAP)

Las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP) fueron iniciadas en 1965 por el gobierno cubano. En ellas se basa Antes que anochezca para alegar generalizados arrestos de homosexuales. Soldados y policías cubanos llevaron a miles de supuestos delincuentes, desde homosexuales y lesbianas hasta Testigos de Jehová, a campamentos de trabajo para cumplir con obligaciones militares que el gobierno consideraba que no se podían realizar en las fuerzas armadas. El proyecto de las UMAP, al modo de explicación, se llevó a cabo en el contexto más amplio de una movilización militar en toda la isla de casi todos los ciudadanos aptos para ser entrenados en la defensa militar. Se impuso esta necesidad con base en la experiencia cubana con la invasión de Bahía de Cochinos patrocinado por Estados Unidos, el apoyo de Washington para las bandas terroristas en las montañas del Escambray y la amenaza del ataque nuclear por parte de Estados Unidos durante la “crisis de los misiles” –- de octubre, 1962 —unos años antes. Además, en la primavera de 1965, Washington envió a más de 20 000 soldados para aplastar una rebelión popular en la vecina Republica Dominicana.

Los deberes de la UMAP se enfocaron principalmente en la zafra de la caña de azúcar. A diferencia de otras iniciativas del gobierno, poco se habló en la prensa cubana sobre las UMAP. De todos modos este programa fue objeto de protestas en Cuba por la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), así como por importantes aliados internacionales de la revolución.

Los cubanos entrevistados por el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal entre 1970 y 1971 en su caluroso libro, En Cuba (dedicado “al pueblo cubano y a Fidel”), hablan libremente en oposición a la UMAP y algunos opinan sobre su abolición en 1967. Un joven poeta miliciano dijo a Cardenal: “Yo estuve allí [en las UMAP]... no como preso sino como miliciano. Sí, carcelero digamos. Yo vi los malos tratos, pero solo hacíamos guardia. A Fidel le contaron lo que allí había. Una noche asaltó una posta de guardia y la capturó y se metió dentro, como que fuera preso, para ver qué trato les daban. Se acostó en una hamaca. Los presos dormían en hamacas. Los despertaban golpeándolos con sables; o si no, les cortaban las cuerdas de la hamaca. Cuando uno de los guardias levantó el sable se encontró con la cara de Fidel; casi se muere.” El joven describió otros abusos que Fidel observó. “Esa es otra de las hazañas de Fidel”, dijo, “Fidel es el hombre de los asaltos [visitas inesperadas]”.

Castro “suprimió” los campos, dijo el miliciano a Cardenal, pero “nadie los menciona”. Otro joven que trabajó en el campamento explica que a pesar de la experiencia “nosotros, en el UMAP descubrimos que la revolución y el UMAP eran separables. Y nos dijimos: no nos iremos de Cuba, para hacer que esto malo no sea malo... A los tres años terminó el UMAP con el discurso de Fidel”.

Un “joven marxista revolucionario” contó una historia a Cardenal. “A cien jóvenes de la Juventud Comunista se les quitó su carnet y toda otra identificación y fueron entregados como presos al UMAP. A ver cómo los trataban. Fue una operación secretísima. Ni sus familiares supieron de este plan de la JC. Ellos después contaron lo que les hicieron. Eso hizo que el UMAP acabara”.

“Consideramos que [UMAP] fue una cosa realmente triste en la historia de Cuba”, dijo Monika Krause, una de las pioneras sexólogas de la Cuba revolucionaria, en una entrevista con la revista Gay Community News, de Boston. “Fue una expresión de ignorancia de una inexplicable aversión a la homosexualidad. Creemos que ha sido una obligación de nuestro sistema cambiar esas actitudes que llegaron a crear las UMAP. Porque en una sociedad socialista no puede haber discriminación”.

LA “REVOLUCIÓN SEXUAL” DE ARENAS

En contraste, Arenas afirma en la película que su círculo luchó contra la represión “teniendo sexo”.

En su libro, describe una conversación con un compañero —después de un viaje a la Isla de Pinos, donde afirma que tuvieron sexo con “todo un regimiento”— donde los dos “hacen un inventario de los hombres con los que habíamos dormido hasta ahora, esto fue por 1968. Llegué a la conclusión, después de complicados cálculos matemáticos, que he tenido sexo con cinco mil hombres aproximadamente”. Su amigo llegó a una cifra similar. Ellos no fueron “los únicos que se dejaron llevar por este tipo de furia erótica: todo el mundo lo hizo: los reclutas [de las Fuerzas Armadas] quienes pasaban meses de abstinencia, y toda la población”. (Todo esto, mientras que alega que un supuesto pogromo arrasaba toda la isla en contra de los hombres homosexuales).

“Creo”, escribió Arenas, “que la revolución sexual en realidad fue el resultado de la represión sexual existente”. Puesto que este dato muy valioso sugiere un interés político de Arenas, está equivocado desde cualquier óptica.

EMANCIPACIÓN DE LA MUJER

La revolución sexual en Cuba comenzó con la lucha por emancipar a la mujer de siglos de opresión, explotación y atraso, forjado por el colonialismo y la dependencia del país de la metrópolis imperialista. El paso decisivo de este proceso fueron los esfuerzos por incorporar a las mujeres en actividades económicas productivas. La ocupación de la mujer antes de 1959 fue principalmente como campesinas superexplotadas o en la servidumbre doméstica o en los burdeles o las casas de juego que eran propiedades de inversionistas estadounidenses y de la mafia. Al forjar la independencia económica para las mujeres, se empezó a liberarlas del matrimonio obligatorio y de su aislamiento y opresión en el hogar, centro de su trabajo “gratuito”.

En este contexto, el nuevo gobierno abolió el mercado del sexo, cerró los prostíbulos e inauguró un programa especial para educar y entrenar a las prostitutas cubanas para que tuvieran un empleo efectivo. Prohibió la pornografía, ley que se mantiene hasta hoy día. El divorcio pasó a ser un procedimiento sencillo para obtener y el control de la natalidad, como otros medicamentos, pasó a ser gratuito. Cada vez mas, los matrimonios informales pasaron a ser paralelos a los matrimonios civiles, y los hijos de esas uniones—o los hijos de padres solteros— recibían un trato equiparado del gobierno. En la actualidad en Cuba no existen niños “bastardos”. Este concepto reaccionario fue reemplazado con la responsabilidad social sobre el cuidado de los niños, además de crear condiciones y la conciencia que eliminó la definición de mujer, esposa y niño como propiedad de los hombres.

La creciente confianza que las mujeres cubanas tienen de sí mismas se manifiesta en las misiones internacionalistas: desde la alfabetización en las montañas de Nicaragua frente a las amenazas de los contras, hasta la participación en combates en Sudáfrica contra las tropas del apartheid. Hoy, más de la mitad de los 1.1 millones de miembros de las Milicias Territoriales, las fuerzas de defensa nacional de Cuba, son mujeres. Indiscutiblemente, los antiguos estereotipos y estructuras sexuales y de género han sucumbido ante estos progresos revolucionarios. Es más, han menguado las expresiones de violencia contra la mujer, basadas en miles de años de opresión, tales como son las violaciones y abusos físicos, las cuales han declinado cualitativamente y son dramáticamente más bajas que en cualquier otro lugar del mundo.

La batalla por la igualdad de la mujer está respaldada por la revolución y se lucha en el contexto de forjar una nueva ética de solidaridad humana en la construcción de una sociedad libre. Da un enfoque más agudo al objetivo de la lucha que comenzó en las montañas de la Sierra Maestra: crear nuevos hombres y mujeres que se transforman en la acción de liberar a su país y a ellos mismos. Estos esfuerzos permanentes han integrado como socios insustituibles a la ciencia y la educación en la lucha para confrontar y vencer los prejuicios, que incluyen cuestiones sexuales.

En su lucha por la igualdad, las mujeres cubanas y sus aliados, inicial e inevitablemente tuvieron que afrontar resistencia en una gama de cuestiones como empleos en trabajos tradicionalmente reservados para hombres y la “doble carga” del trabajo doméstico y el empleo, y además en el ámbito de la libertad sexual. “La participación de la mujer en la revolución fue una revolución dentro de la revolución”, dijo Fidel Castro en una reunión de la dirigencia de la Federación de Mujeres Cubanas en 1966, “y si nos preguntaran cuál es la cosa más revolucionaria que la revolución está haciendo, diríamos que es precisamente esto, la revolución que está ocurriendo entre las mujeres de nuestro país”.

En el transcurso de dicha movilización política y lucha, se han creado nuevos valores a medida que la sociedad se ha transformado, la cual es una meta establecida por la dirigencia central de la revolución.

Esto ha generado una moralidad que va mucho más allá de la “ética” que rige las relaciones humanas en cualquier otro país. Los logros que plasman estos principios centrales forman el marco para la expansión de los derechos homosexuales. (Muchos de los desafíos que las mujeres emprendieron y vencieron en esta temprana etapa de la nueva sociedad están documentados en Las Mujeres y la Revolución Cubana, una colección hecha por Elizabeth Stone en la que incluye importantes discursos y documentos; y Mujeres Cubanas Ahora, de Margaret Randall, que narra una serie de experiencias personales y luchas políticas de mujeres.) Ciertamente, la batalla por la emancipación de las mujeres no está precisamente terminada. Pero se la está librando con un pueblo con una conciencia política más avanzada y en un estado de derechos más elevado que en cualquier otro país del mundo.

PROMISCUIDAD O LA AUTOESTIMA

Para Arenas, la lucha por la liberación de la mujer no existió. Un sinnúmero de encuentros sexuales (en su caso, entre hombres) —la cantidad siendo el único criterio— es una versión compartida por muchos autoproclamados defensores de la “revolución sexual”. Esta definición ha servido solamente para vaciar el concepto de su esencia histórica y cuajar su contenido social y revolucionario en una búsqueda sin pausa por la satisfacción sexual individual, como el objetivo central de la vida. No hay nada progresista acerca de esto. Es la respuesta pornográfica a la represión sexual que deshumaniza ambos géneros, independientemente de la orientación sexual. Contrariamente al axioma de auto indulgencia del poeta William Blake, el “camino de los excesos” no “conduce al palacio de la sabiduría”. Las consecuencias de este tipo de creencias están documentadas en el innovador libro sobre la pandemia del SIDA llamado Y la Banda Continúa Tocando [And the Band Played On], por Randy Shilts.

El credo sexual de Arenas era lo contrario a lo que la revolución quería inculcar en los hombres y mujeres libres quienes han descubierto sus talentos y capacidades como respuesta a los complicados desafíos: autoestima. La liberación sexual humana emancipada de los grilletes de normas represivas, requiere de un punto de partida tan digno como para negar los fetichismos alienantes y abusivos que definen el sexo y la sexualidad.

LOS ORÍGENES DE LA IDEOLOGÍA SEXISTA

La ideología patriarcal, producto milenario, tuvo como su génesis el triunfo de los hombres sobre las mujeres en la batalla por el excedente de la producción social. Esta histórica derrota del matriarcado puso a la familia en el centro del ascenso de la propiedad privada y el estado, como lo describe Federico Engels en Los Orígenes de la Propiedad Privada, la Familia y el Estado.

“Lo que podemos suponer actualmente sobre la regulación de las relaciones sexuales después de la inminente desaparición de la producción capitalista es, principalmente, de carácter negativo, limitado mayormente a lo que desaparecerá”, escribió Engels. “¿Pero qué se añadirá? Esto será decidido por el desarrollo de una nueva generación: una generación de hombres que nunca en su vida tuvieron la ocasión de comprar la entrega de una mujer ya sea con dinero o con otros medios de poder social; y de mujeres que nunca se han visto obligadas a entregarse a ningún hombre sin otra consideración que no sea amor verdadero, o de no entregarse a su amado por miedo a consecuencias económicas. Una vez que estas personas aparezcan, no tendrán que preocuparse por las cosas que nosotros creemos que deben hacer. Ellos establecerán su propia práctica y su propia opinión pública, de acuerdo a eso, con la práctica individual de cada uno y ese es el fin de esto”.

La obligación económica de casarse, la subordinación de la mujer al aislamiento de las monótonas labores domésticas no remuneradas y deberes “maternos”, y el domino sobre ellas por el patriarca, son las bases materiales de la ideología sexual que las oprime, una ideología que necesariamente coloca a la homosexualidad más allá de lo intolerable. La ideología en contra de los homosexuales—basada en el dogma religioso, en una ciencia falsa, o ambos—sirve para reforzar el papel procreador de la mujer. La represión, las presiones sociales, violencia, y hasta tortura, se utilizan para imponer dicha ideología. Supuestamente para defender la “civilización” —es decir— para mantener las normas culturales opresivas de la sociedad burguesa.

En épocas de crisis del capitalismo, esta ideología reaccionaria necesita de un chivo expiatorio homosexual, así lo hacen las organizaciones ultra derechistas y fascistas al atacar al homosexualismo como una fuente de crisis social, a pesar de que su verdadero blanco es la clase trabajadora y su cohesión. Así, en Estados Unidos, el fanatismo anti homosexual fue un elemento clave de la plataforma de “primero América” del ultra derechista y candidato a la presidencia, Patrick Buchanan, por parte del Partido de la Reforma. Buchanan es un destacado enemigo del derecho al aborto, la acción afirmativa y los “extranjeros ilegales”.

El carácter emancipador de “la revolución sexual” se determina en la medida que entendemos y afrontamos estos temas, ya que inevitablemente es producto de luchas más amplias, de luchas revolucionarias más decisivas para derrocar al capitalismo y comenzar con la construcción del socialismo.

ARENAS REINVENTADO

En una reseña publicada en el periódico español El País, sobre el libro Antes que Anochezca (Autobiografía), el escritor cubano anticomunista Guillermo Cabrera Infante, apunta elogiosamente: “Hay tres pasiones que rigieron la vida y la muerte de Reinaldo Arenas: la literatura (no como un juego, sino como un fuego que consume), el sexo pasivo, y la actividad política. De las tres, la pasión dominante fue evidentemente, el sexo. No sólo en su vida, sino también en su trabajo. Fue un cronista de un país ya no regido por el impotente Fidel Castro, pero por el sexo. Vivió una vida que comenzó y terminó efectivamente en lo mismo: desde el principio un largo, continuo acto sexual”. Como otras personas que han renegado a Cuba, Cabrera Infante se obsesiona con la figura de Castro para negar la base popular de la revolución, sin la cual Fidel y la dirigencia de la cual es parte, hubieran sido derrocados hace muchísimo tiempo. Entrevistado en Conducta Impropia, Cabrera Infante afirmó que el trato que en Cuba se le dio a los homosexuales era similar a la exterminación Nazi de los judíos en Auschwitz.

Aunque Arenas se deleitaba de su destreza y avaricia sexual, Schnabel, sabiendo que actualmente esa promiscuidad es mal vista, por arte de magia sanea la vida de Arenas. El director restaura los frenéticos actos sexuales anónimos como algo dulce, la lujuria mohína matizada con una inocencia campestre.

ARENAS COMO ESCRITOR

En 1967 fue publicada la novela de Arenas, Celestino antes del Alba (Singing from the Well), que fue premiada en 1963 y aún se consigue en Cuba. Su trabajo fue bien recibido por Alejo Carpentier, una figura clave en la emergente escuela del realismo mágico, cuyo trabajo influyó en la obra de Gabriel García Márquez. Pero a diferencia de Carpentier, Arenas tomó una trayectoria que lo puso en un camino de enfrentamiento no sólo con las políticas erróneas en el nombre de la revolución, sino con la lucha del pueblo cubano por su liberación, la cual encontraría solución a tales prácticas. Si Arenas hubiera sido capaz de ceñirse a este complejo proceso, su talento —que se expone en trabajos vibrantes como La Vieja Rosa, el cual evoca de alguna manera al joven García Márquez y el novelista extraordinario portugués José Saramago— quizás se hubiera inoculado del debilitante veneno de la obsesiva amargura que definió y deformó sus últimos trabajos. Es solo años después de su muerte y con la promoción de la nueva película que él ha sido “redescubierto” por los críticos sofisticados del imperio como un “gran escritor”. Casi todos sus libros fueron publicados de nuevo este año, gracias a la función que tiene el autor: enemigo “culto”, gay y por lo tanto muy útil en la campaña implacable de Washington en contra de la revolución cubana. Pero en su vida real nunca fue capaz de darse cuenta, como lo hizo el joven cubano que trabajó en el campamento de UMAP y que explicó a Ernesto Cardenal que “la revolución y UMAP eran seprables. Y dijimos: no nos iremos de Cuba, para hacer que esto malo no sea malo.”

EJEMPLOS DE RESISTENCIA Y RENUNCIA

La vida y el lugar de José Lezama Lima, autor de lo que se considera la mejor novela cubana, Paradiso —quien fue atacado en los 1960 por diversos críticos de pacotilla por ser “disidente” y por el tema homosexual implícito de su lírica— también representa una alternativa a Arenas, a pesar que la película trata de pintarlo como un enemigo cosmopolita de la revolución. Lezama Lima, que era homosexual, defendió al gobierno cubano y a Fidel Castro en conversación con Ernesto Cardenal en 1970, cuando decía que no era un “animal político”. Lezama Lima permaneció en La Habana hasta su muerte. Un miembro joven del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba me dijo el año pasado que él, como otros estudiantes de literatura cubana, había leído la exuberante y extraordinaria novela de Lezama Lima en la secundaria.“Es mi novela favorita”, me dijo. Recientement, se ha publicado una nueva edición de Paradiso.

“Paradiso nunca ha sido censurada”, dijo el cineasta cubano Tomás Gutiérrez Alea a la revista Cineaste en 1995. “Lo que pasó fue que después de la publicación del libro, toda la impresión fue retirada por tener un pasaje en uno de sus capítulos con referencias al homosexualismo. Esta acción represiva fue idiótica. Sin embargo, más tarde, el libro circuló libremente”.

Pablo Armando Fernández, quien “confesó” su supuesta debilidad ideológica con relación al caso del poeta Heberto Padilla, ya mencionado, y que por un tiempo no pudo publicar su poesía —aprendió la industria de imprenta para sobrevivir— también rechazó la tentación de abandonar su país. Ahora ha recibido los mejores premios nacionales de poesía y defiende la soberanía de Cuba en presentaciones y lectura de sus poemas en sus viajes a Estados Unidos.

Mientras tanto, Padilla emigró a los Estados Unidos en 1979 y se convirtió en mercancía arrendada de los propagandistas anticubanos. Esto, incluyó su colaboración en Conducta Impropia. En esa película, Padilla se expuso al ridículo bochornoso al decir que “la dirigencia cubana”, mientras perseguía a “hombres homosexuales” evitaba hostilidad contra las lesbianas porque éstas les “excitaban. Nada excita más a la mente cubana primitiva que dos mujeres en la cama”.

IDENTIFICACIÓN Y ANÁLISIS DE ERRORES

No obstante la partida de Padilla y su posterior evolución hacia la derecha, su maltrato —y los maltratos que recibieron otros intelectuales y artistas— fueron condenados por los líderes cubanos. Abel Prieto, presidente de la UNEAC y el miembro más joven del Buró Político del PCC dijo en una entrevista a la revista contrapunto, a mediados de 1990: “Estoy seguro que el caso de Padilla fue un error” y se refirió al exiliado como “un buen poeta”.

“La famosa autocrítica de Padilla fue una trampa ridícula en la cayeron los compañeros que participaron en eso. Gente muy valiente, revolucionaria e intelectual creyeron en esos operativos y autocrítica”, dijo Prieto. Refiriéndose al documental que se hizo en esa época aclamando las confesiones de Padilla, Prieto dijo que la película “Es muy triste, porque se asemeja a una caricatura de los procesos en Moscú”. El uso de caricatura, es la palabra clave. Después de todo, si hubiera existido en La Habana un verdadero régimen “estilo Moscú”, hoy Cuba sería como una Bulgaria tropical y la historia sería muy diferente, dejando a los pueblos del mundo en una posición mucho más difícil.

Prieto agregó que el documental, en realidad, fue una expresión de “bufonería”. No fue una historia de los acontecimientos impuestos por un estrato burocrático endurecido que tenía el propósito de expulsar a la clase trabajadora del ámbito político para asegurar, mediante el abandono de la práctica de la solidaridad internacional, su cómoda existencia.

Precisamente porque Cuba nunca fue un “satélite” de la URSS —para el eterno pesar de Washington— su dirigencia fue capaz de encabezar una lucha para adrizar la revolución cuando se iba a la deriva y ponerla sobre el rumbo original. Estos avances políticos en Cuba hacen posible comprender que el asunto de Padilla se dio, como Prieto indicó en contrapunto en “un clima de miopía o de delirio”. Abel Prieto es el actual Ministro de Cultura de Cuba.

Antes que Anochezca utiliza una voz superpuesta —que hace creer a la audiencia que es la de Fidel Castro— para justificar previos maltratos. El narrador no identificado entona las palabras de un discurso de Castro frente a los intelectuales cubanos en aquel tiempo, “dentro de la revolución, todo; fuera de la revolución, nada”. De hecho, lo que el líder cubano dijo fue sustancialmente diferente: “contra la revolución, nada”.

Precisamente cómo aplicar lo anterior siempre ha sido un tema de constante elaboración, práctica y debate: todo en un ambiente incesante de implacable hostilidad de Estados Unidos, que ha aumentado en los años 90.

PASOS HACIA ATRÁS

En 1970, tres años después del asesinato de Che Guevara en Bolivia y el posterior declive del movimiento revolucionario en América Latina, la dirección central cubana no pudo movilizar a la población en el grado suficiente para cumplir con la meta de cosechar 10 millones de toneladas de azúcar, la cual a la larga resultó ser utópica. Este revés para el régimen revolucionario cambió la correlación de las fuerzas políticas en contra de aquellas dirigidas por Fidel Castro a favor de una integración económica más profunda con Moscú. Esta decisión, y la política y cultura concomitantes a esta relación, trajeron consecuencias inesperadas. A partir de entonces, Cuba dejó a un lado su plan de lograr la autosuficiencia en la producción de alimentos a favor de integrarse al Consejo de Ayuda Mutua Económica, que federaba los planes económicos de la URSS y los países del Tratado de Varsovia.

Este fue el trasfondo del I Congreso Nacional de Educación y Cultura realizado en 1971, y no el arresto coincidental de Heberto Padilla. Fuera de Cuba, ese arresto fue criticado por figuras leales a Cuba, tales como Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y Jean Paul Sartre. Ellos se distinguieron de otros escritores e intelectuales quienes aprovecharon la injusticia del momento para romper relaciones con la revolución.

En su más flagrante resolución, el congreso declaró: “El carácter sociopatológico de las desviaciones homosexuales ha sido reconocido. Se resolvió que todas las manifestaciones de desviación homosexuales serán firmemente rechazadas y se evitará su propagación”. Esta proclamación dio impulso para negar empleos a los homosexuales en cualquier institución que influyera en la juventud. Así mismo, el congreso declaró que los homosexuales no deberían “representar a Cuba” fuera del país.

Esta campaña estimuló protestas en Cuba de artistas, escritores y otros, así como de partidarios de Cuba en el exterior con impecables credenciales revolucionarias. Joseph Hansen, líder veterano del Partido Socialista de los Trabajadores, quien desde los primeros días de la revolución informó con gran esmero acerca del desarrollo de este proceso y ayudó a obtener apoyo para la revolución, comentó en 1978, en la introducción a una colección de sus artículos que “la ridiculización de los homosexuales” era una “mal indicio” de problemas más profundos, pero no insuperables. Su libro se titula Dinámica de la Revolución Cubana: una Perspectiva Marxista.

Caminando por La Habana un día muy caluroso en agosto de 1980, para refrescarme entré en el vestíbulo, con aire acondicionado, de la Embajada Checa. Cuando entré vi un anuncio que decía “Desviacionismo Ideológico”, una escalofriante formulación hecha por la burocracia soviética y su norma de amalgamar, estigmatizar y prohibir su galaxia de enemigos, tanto reales como imaginarios. Allí, en una vitrina de cristal, estaba la prueba de cargo, proporcionada por el Ministerio del Interior de Cuba: una copia de La Revolución Traicionada por Leon Trotsky; una revista de la liberación de gays y erotismo homosexual y un folleto Zionista. A pesar de la agradable temperatura la sala estaba desocupada.

Afuera, muchos cubanos se preocupaban por las repetidas amenazas de Moscú en contra del movimiento sindical polaco Solidaridad. “Estamos en contra de la intervención”, me dijeron muchos de ellos, preocupados de las represalias de EEUU a dicha situación.

LA TRAYECTORIA DE ARENAS

La segunda novela de Arenas, a pesar de haber recibido una mención por méritos por la UNEAC, fue rechazada para la publicación hasta que fueran borradas las referencias a la homosexualidad. Arenas lo rechazó y comenzó a sacar clandestinamente sus libros fuera de Cuba. Fue arrestado en 1973 por abuso sexual de menores, cargo que él rechazó. Este hecho esta retratado en la película como una trampa al casto Arenas, sin ningún fundamento. Sin embargo, en sus memorias Arenas escribió sobre la ocasión en que él y un amigo “tuvieron sexo en un manglar con algunos muchachos jóvenes”.

Fue encarcelado pero se escapó, convirtiéndose en un fugitivo.

Debido a las crecientes proclamas contrarrevolucionarias de Arenas y a sus contactos con embajadas extranjeras con el propósito de enviar sus escritos fuera del país, hicieron que el gobierno cubano lo declarara agente de la inteligencia norteamericana.

Es capturado nuevamente. Su encarcelamiento aparece en la película, en una escena imaginada por Hieronymus Bosch. Arenas firma una humillante confesión y gracias al poder persuasivo de Johnny Depp, queda libre. Luego, la película se adelanta rápidamente y muestra su vida como un ocupante ilegal junto a otros cubanos descontentos hasta el año 1980, en que parte junto a los 125,000 ciudadanos por el puerto de Mariel. (En la promoción más reciente de la película se repiten las calumnias en contra de la política de Cuba durante el “éxodo del Mariel”. Antes que Anochezca no reconoce lo que Washington hizo para promover la inmigración y a la vez denegarla, algo que produjo más tensiones en la isla. Mientras 125,000 cubanos abandonaron el país, más que cinco millones marcharon en una muestra de lealtad a la revolución, una movilización nacional histórica que no existe en la película.)

Los próximos 10 años de la vida de Arenas se condensan en pocos momentos en la película.

La llegada de Arenas, y sus experiencias en Miami —mencionadas brevemente en su libro— están completamente ausentes en la película. Esto era, quizás, porque creía que esa ciudad era “una caricatura de Cuba, lo peor de Cuba”, debido a su arrogancia extremadamente machista. Para “el infierno” que era Cuba, anunció que Miami era “el purgatorio”, una proclamación que, sumada a su abierta homosexualidad, no lo congració mucho con los organizadores de la ultraderecha en el sur de la Florida. Arenas utilizó esta tensión para perpetuar el mito que él no era ni de “izquierda” ni de “derecha”, como si su preferencia sexual le permitiera trascender un juicio basado en el contenido político de sus actos.

Cuando se mudó a la ciudad de Nueva York, Arenas se convirtió en un organizador de acciones en contra de la revolución cubana. Incluyendo su propia gira de conferencias, la colaboración con Néstor Almendros en la producción de Conducta Impropia y las campañas de petición para denunciar a la “dictadura de Castro”. Todos estos proyectos, descritos con gusto en sus memorias, son suprimidos de la película.

En 1984, su cuento La Estrella que más Brilla, apareció en inglés. Está dedicada a su amigo Nelson Rodríguez Leyva, quien en 1971 detonó una granada de mano en el fallido atentado de secuestrar un avión de Cubana de Aviación a los Estados Unidos. Éste fue capturado, enjuiciado y ejecutado más tarde. Arenas aplaudió este acto armado. “A menudo pienso en ese momento cuando, granada en mano, volando sobre la isla con sus campos de concentración y cárceles, Nelson, en el aire, al fin libre, quizá por primera vez en su corta vida”.

FINAL TRÁGICO

Arenas mira brevemente la última década de su vida en los Estados Unidos, una triste reconstrucción de su vida en Cuba: anónimas e innumerables relaciones sexuales, encuentros imaginarios con “brujas”, diatribas monomaníacas contra Fidel Castro y un interminable desdén por las figuras literarias —sus rivales más famosos— que defendían a Cuba. Carlos Fuentes, vitupera, se comporta “como una computadora... el extremo opuesto de lo que consideraría ser un verdadero escritor”. Eduardo Galeano es “un hombre de paja de Fidel Castro”. Gabriel García Márquez es “un oportunista de nacimiento. Su trabajo, no sin méritos, está saturado de populismo barato”.

Sobre todo, Arenas se convirtió en una persona políticamente paranoica, viendo a lo que llamó “agentes castristas” en todas partes. La raíz de esta fobia no era su presencia, sino el hecho de que Arenas encontraba frecuentemente a defensores de Cuba en sus charlas. En vista a sus respuestas, se imaginó que recibía “amenazas de muerte de la Seguridad de Estado de Cuba” y alegó que hasta era objeto de atentados para asesinarlo, robos y allanamientos secretos de su casa.

Nada de esto, con excepción de una rápida referencia a la vida sexual de Arenas, se encuentra en la película. La película se disuelve rápidamente en la trágica soledad de su muerte, haciendo amplio uso de una licencia cinematográfica con el guión para efectos dramáticos. Lo desalojan de un apartamento. Debilitado por el SIDA, fue hospitalizado, pero por falta de seguro médico, le dan de alta y regresa enjuto a su nueva morada. Sin duda, esta es una condena de la vida infrahumana en Estados Unidos, y sirve para proteger la credibilidad de la película y sus credenciales liberales. Estos “sufrimientos del exilio” escribió Arenas en su “carta de despedida”, junto con “las enfermedades que haya podido contraer en el destierro seguramente no las hubiera sufrido de haber vivido libre en mi país”.

Arenas se suicidó. Pero el director Schnabel, aparentemente en un intento de buscar una cuota extra de simpatía, reconstruye el suicidio como un acto de eutanasia a manos de su amigo cercano Lázaro Gómez.

La predicción de Arenas desde su lecho de muerte en 1990 de que Cuba “será libre” —hizo eco a las embriagadas esperanzas de todos los reaccionarios cubanoamericanos: celebrar la primera navidad pos soviética en La Habana— demostró ser tan hueca al igual como su vida trágica ya en sus postrimerías.

En 1975, la Corte Suprema Cubana invalidó la Resolución Número 3 del Consejo de Cultura, antecesor del Ministerio de Cultura. Esta ley había sido utilizada para implantar las declaraciones contra los homosexuales del Congreso Cultural de 1971, acordando “parámetros” que limitaban el empleo de los homosexuales en el arte y la educación.

En 1975, después de extenso debate y discusión popular, Cuba adoptó su Código de la Familia. Entre otros grandes cambios, ratificó la igualdad entre hombres y mujeres para el cuidado de los niños y otras responsabilidades, institucionalizando aun más la igualdad de la mujer como una meta de la nueva sociedad.

En 1979 el nuevo Código Penal despenalizó la homosexualidad.

En 1981, el libro En Defensa del Amor, escrito por la doctora Sigfried Schnabl, se convirtió en el libro más vendido en Cuba, debido a su tratamiento franco y honesto de la sexualidad humana. “La homosexualidad”, Schnabl escribió, no es una enfermedad, sino una variante de la sexualidad humana”.

“No hay normas morales o sentimientos ‘naturales’ inherentes en la humanidad”, explicó. “La sola inclinación natural es el deseo sexual en sí; las costumbres específicas con que las personas satisfacen sus deseos y todo lo que ocurre entre los sexos es producto de una cultura específica”. Así, el legado del fanatismo o la intolerancia contra la homosexualidad en la cultura de la Cuba revolucionaria debe ser rechazado. “Sería erróneo descalificar a un homosexual [o lesbiana] por su preferencia sexual o interpretar la homosexualidad como una debilidad de carácter, algo que desgraciadamente muchas personas hacen, por ignorancia, falta de entendimiento y prejuicio”.

Al poco tiempo de esto, el Ministerio de Cultura de Cuba publicó el popular libro de Schnabl, titulado El Hombre y la Mujer en la Intimidad, en el que se dedica un capítulo entero a la homosexualidad. El libro apareció por primera vez en 1979. Enumera y rechaza toda una serie de supersticiones que supuestamente explican el origen de la homosexualidad. “Todas estas ‘teorías’, que hasta muy recientemente apoyaban ciertos especialistas”, Schnabl escribió, “no tienen ni el más mínimo fundamento científico”.

CONTRA LA DISCRIMINACIÓN HOMOSEXUAL

Los homosexuales no “sufren de homosexualidad”, explica Schnabl, “más bien, de las dificultades que resultan de su condición en la vida social”, eso es, prejuicio en contra del homosexual. Explícitamente ella se opone, en este libro publicado por el gobierno, a todas las sanciones en contra de los homosexuales.

Lo que las personas adultas hacen en privado, de mutuo acuerdo, no viola la calidad moral de la sociedad y, por tal razón, no hay necesidad de tomar acciones en su contra. Los homosexuales, como el resto de ciudadanos, merecen consideración y reconocimiento por sus logros, objetivos y conducta”, declara Schnabl.

Citando estos y otros pasajes en una respuesta a Conducta Impropia, Tomás Gutiérrez Alea, comentó en Granma, el periódico del Partido Comunista de Cuba: “Esto no quiere decir que la publicación de tan solo un libro, aunque sea muy ‘oficial’, significaría automáticamente que un fenómeno social profundamente arraigado en los siglos de nuestro pasado católico y español, desaparecerá automáticamente. Sin embargo, tal libro, donde entre otras cosas, aparece el criterio más actualizado sobre la homosexualidad, es sin duda un valioso instrumento que el estado cubano pone a disposición de aquellos que deseen hacer suya la causa de los que son discriminados, marginalizados y que se les hace sufrir opresión y prejuicio de cualquier tipo”.

El reproche de Gutiérrez a Almendros por haber falsificado conscientemente en su “documental” la duración y el carácter de la UMAP, puede aplicar a Schnabel. “Almendros conoce muy bien que las mentiras más infames pueden ser fabricadas de verdades a media”, escribió Gutiérrez. “Él conoce por ejemplo, que la UMAP, los campamentos de trabajo donde muchos homosexuales fueron llevados para pasar el servicio militar, fueron un error y acabaron en un escándalo que afortunadamente terminó con la desaparición de éstos y con una política de rectificación”. El Village Voice y The Militant reimprimieron el artículo del legendario director cubano, poco después de su publicación en Cuba.

RECTIFICACIÓN

En 1986, dirigido por Fidel Castro, el Partido Comunista Cubano realizó un profundo proceso de crítica, debate y discusión, cuyo objetivo era revisar la política económica y modo de organización laboral orientado hacia la Unión Soviética. Los valores revolucionarios cubanos habían sido corroídos tan por la burocracia, la corrupción y la inercia generada por esos métodos, que la revolución había comenzado a “salirse de su curso”, explico Castro. El propio partido, dijo Castro al Comité Central, había empezado a “echarse a perder”.

Efectivamente, esta profunda campaña de “rectificación de errores y tendencias negativas” se convirtió, como declaró el líder cubano, en “una revolución dentro de la revolución”. Su objetivo no “era solamente rectificar los errores cometidos en los últimos 10 años” reiteró Castro, “o errores cometidos a través de toda la historia de la revolución, sino que rectificación está encontrando la manera de resolver errores que vienen desde hace cientos de años”. (Dos discursos cruciales sobre el proceso de rectificación de errores se publicaron en la revista New International [410 West St., New York, N.Y.10014].)

El alcance de este proyecto sin precedentes —especialmente el momento en que los revolucionarios cubanos lo adoptaron— abrió numerosos temas para debatirlos, desde los métodos económicos que sacaron de su curso al país, hasta políticas en la cultura, las artes y las relaciones sociales.

Uno de los resultados fue darse cuenta que, no obstante el uso de Estados Unidos de la inmigración como un arma en contra de una Cuba bloqueada, las migraciones más recientes como las del Mariel, incluyeron a miles de ciudadanos —algunos de ellos homosexuales— que habían sido enajenados y maltratados por las prácticas erróneas llevadas a cabo en nombre de la revolución.

Hace más de una década entrevisté a un joven obrero cubano, conocido por sus compañeros de la fábrica como un homosexual, que salió de Cuba por Mariel “por la aventura”, dijo. Carlos, empezó rápidamente a darse cuenta lo que había dejado atrás. Vivió experiencias que eventualmente le hicieron comunicarse con la Brigada Antonio Maceo, un grupo, en Miami y Nueva Jersey, de cubanos, de nuevas generaciones que están a favor de la revolución. Regresó a Cuba de visita cuando el proceso de rectificación estaba en pleno brío y visitó la fábrica donde solía trabajar para dirigirse a una asamblea de 700 compañeros de trabajo. Mientras caminaba hacia la tribuna, los obreros se levantaron en una gran ovación.

DESAPARICIÓN DE TABÚES

Una consecuencia de la calamidad económica que sacudió a Cuba cuando la URSS y sus aliados se derrumbaron, y con ellos el 85 por ciento del comercio de la isla, fue la desaparición del aglutinante que mantenía aferrado al orgáno político de la revolución cubana, las influencias socioculturales de la Unión Soviética: cánones soviéticos “ortodoxos” y “realismo socialista” que siempre fueron ajenos al espíritu rebelde de la revolución y su dirigencia central. Ahora, cuestionamientos históricos y debates; personalidades políticas e intelectuales una vez consideradas prohibidas; o “teorías” una vez consideradas sagradas o restringidas por la “autocensura” se hicieron accesibles y abiertas a cuestionamiento, investigación y crítica. Este proceso viviente todavía no acaba.

En 1987, una nueva orden policial prohibió el acoso de personas debido a su apariencia o manera de vestir, lo cual se hacía amparándose en estatutos en contra de la conducta “ostentosa”.

En 1988, Fidel dijo en una entrevista en la televisión de Galicia, España, que “una cierta rigidez” había gobernado las actitudes sobre los homosexuales. Mientras que “Dios necesitó siete días para hacer el mundo”, explico, “tienen que comprender que para rehacer este mundo, para destruir un mundo como este que hemos tenido aquí y para hacer uno nuevo, no había mucha luz, había mucha oscuridad al principio y mucha confusión sobre una serie de problemas. Nuestra sociedad, nuestro gobierno, nuestro partido[ahora] tiene ideas más claras, más sabias e inteligentes sobre muchos de estos problemas. Debido a que podemos cometer errores, obsesivamente seguimos la idea de que lo que es justo, correcto y mejor para el pueblo, y lo que es más humano para nuestro pueblo y nuestra sociedad. Sin embargo, la meta no es fácil... Creo que cada vez nos acercamos más al criterio correcto para construir el mundo que queremos. De todos modos, creo que aún tenemos muchas faltas y que futuras generaciones tendrán que continuar perfeccionando este nuevo mundo”.

En 1992, en el congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas, Vilma Espín, presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), y veterana dirigente del Partido Comunista, cuestionó a un psicólogo que en una presentación planteó puntos de vista prejuiciosos sobre el homosexualismo. Espín, de acuerdo a Sonja de Vries en Cuba Update, explicó que era necesario cambiar este tipo de ideas y no la orientación sexual de los homosexuales. “La opinión de esta tan respetada revolucionaria de tantos años es una expresión significante del cambio de ideas en la dirigencia cubana”, dijo de Vries.

FIDEL CASTRO HABLA SOBRE EL TEMA

En 1992, Fidel Castro respondió a varias preguntas sobre cuestiones sexuales planteadas por el antiguo oficial del gobierno Sandinista de Nicaragua, Tomás Borge, en el libro Un Grano de Maíz. Este volumen, que abarca una serie de temas, fue publicado en La Habana. Como muchos libros en Cuba, este trabajó se agoto rápidamente y luego no se lo podía conseguir. Los comentarios de Castro son poco conocidos fuera de Cuba. Vale la pena citarlos extensamente.

“Tú hablas de discriminación sexual”, dijo el dirigente cubano a Borge, “te dije que nosotros hemos erradicado la discriminación sexual. Podría decir con más precisión que hemos hecho el máximo que puede hacer un gobierno, que puede hacer un Estado por erradicar la discriminación sexual de la mujer. Podríamos referirnos más bien a una lucha larga, que ha sido exitosa, y ha obtenido muchos resultados en el campo de la discriminación de la mujer. Pero eso no se puede afirmar de manera absoluta. Hay todavía machismo en nuestro pueblo, creo que en un nivel mucho más bajo que en cualquier otro pueblo de América Latina, pero hay machismo. Esto ha formado parte de la idiosincrasia de nuestro pueblo durante hace siglos y tiene muchos orígenes desde la influencia árabe en España hasta otras influencias de los propios españoles, porque nosotros el machismo lo obtuvimos de los conquistadores, como recibimos otros muchos malos hábitos.

“Esa fue una herencia histórica, en algunos países, más que en otros, pero en ninguno se luchó más que en el nuestro, y creo que en ninguno se alcanzaron más éxitos tangibles y prácticos que en el nuestro. Esta es real, eso lo vemos, se ve todavía y, sobre todo, entre la juventud. Pero no podemos decir que haya habido una erradicación total, absoluta de la discriminación sexual, ni podemos bajar la guardia. Hay que continuar luchando en este sentido, porque es una herencia histórica, ancestral, contra la cual se ha luchado mucho; se ha avanzado y se han obtenido resultados, pero hay que seguir luchando.

“No voy a negar que, en cierto momento, este cosa machista influyó también en un enfoque que se tenía hacia el homosexualismo. Yo personalmente —tú me estás preguntando mi opinión personal—, no sufro de este tipo de fobia contra los homosexuales. Realmente, en mi mente, esto nunca ha estado eso y jamás he sido partidario, ni he promovido, ni he apoyado políticas contra los homosexuales. Eso correspondió, yo diría, a una etapa determinada y está asociado mucho con esa herencia, con esa cosa del machismo. Trato de tener un argumento más humano y más científico del problema. Esto muchas veces se convierte en tragedia, porque hay que ver cómo piensan los padres; incluso hay padres que tienen un hijo homosexual y eso se convierte para ellos en tragedia, y uno no puede sentir sino pena porque una situación de ésas ocurra y se convierta también en una tragedia para el individuo.

“No veo la homosexualidad como un fenómeno de degeneración, sino lo veo de otra forma. El enfoque que he tenido es de otro tipo: un enfoque más racional, considerándolo como tendencias y cosas naturales del ser humano que, sencillamente, hay que respetar. Esta es la filosofía con que veo estos problemas. Creo que más bien hay que tener consideración hacia una familia que sufre esas situaciones. Ojalá que las familias mismas tuvieran otra mentalidad, tuvieran otro enfoque cuando ocurre una circunstancia de esa naturaleza. Y soy absolutamente opuesto a toda forma de represión, de desprecio, de menosprecio o discriminación con relación a los homosexuales. Es lo que pienso”.

Borges le preguntó al líder cubano si un homosexual podía ser miembro del Partido Comunista de Cuba, y Castro respondió: “Te digo que ha habido bastantes prejuicios en torno a todo eso, es la verdad, es la realidad, no lo voy a negar, pero ha habido otros prejuicios de otro tipo contra los cuales nosotros más bien centramos nuestra lucha.

“Había, por ejemplo, una forma diferente de juzgar la conducta personal del hombre y la mujer. Eso lo tuvimos durante anos en el Partido, y yo libré batallas y discutí mucho en torno a todo eso. Si se daba la infidelidad matrimonial por parte del hombre no constituía un problema, una preocupación, y en cambio se convertía en objeto de discusiones en núcleos cuando existía una infidelidad conyugal por parte de la mujer. Había una forma diferente de juzgar las relaciones sexuales de los hombres y las relaciones sexuales de las mujeres. Tuve que combatir duro, fortísmo, contra las profundas tendencias enraizadas que no eran producto de una prédica o de una doctrina elaborada sobre eso, o de una educación en ese sentido, sino todos estos conceptos machistas y prejuicios que existían en el seno de nuestra sociedad.

“Por cierto, no te contesté la pregunta del amor libre. No tengo absolutamente ninguna objeción. No sé lo que tú entiendes por amor libre. Interpretándolo como la libertad de amar, yo no tengo ninguna objeción”.

Las palabras de Castro demuestran que ha habido avances y que todavía existen desafíos. Hoy cada vez son asumidos por las generaciones nuevas de revolucionarios cubanos, muchos de los cuales han sido influenciados y educados por la lucha por la liberación de la mujer, los derechos de los homosexuales y en oposición a la violencia contra los homosexuales en el mundo entero.

PELÍCULAS REFLEJAN AVANCES

El espíritu crítico y el impacto del proceso de rectificación y el debilitamiento de las influencias soviéticas después de los hechos de 1989-90, son el trasfondo para la producción de la película Fresa y Chocolate en 1993, dirigida por Tomás Gutiérrez Alea. La amplia acogida y los debates que provocó, la convirtieron en un fenómeno político. Más de un millón de cubanos vieron la película, probablemente la película más vista de todos los tiempos en Cuba. Recibió numerosos premios de cine en Cuba y el extranjero.

La película es una crítica a las miras estrechas, a los aspectos doctrinarios del Partido Comunista de Cuba y la Unión de Jóvenes Comunistas en los años 70 y principios de los 80. Hace ver que la decisión de abandonar el país no es sólo por presión de Estados Unidos o debilidad personal, sino por el precio que pagó la revolución por las deficiencias y errores que ocurrieron bajo su bandera. Se menciona las injusticias de las UMAP, que raramente se habla. Los prejuicios contra los homosexuales son sometidos a una disección fulminante. La implicación clara de la película es que estas actitudes y acciones son contrarias al humanismo de la revolución. (La película se basa en la obra de teatro hecha en 1992, El lobo, el bosque y el hombre nuevo, y proviene de un relato breve escrito por Senel Paz.)

Gutiérrez, cariñosamente conocido como Titón, explicó en una entrevista con Cineaste en 1995, que escogió 1979 como época de escenario para la película porque ese año representó “el fin de una etapa histórica, porque la salida por Mariel ocurrió en 1980 y las cosas comenzaron a cambiar. El período antes de 1979 fue además la época de más represión en contra los homosexuales”.

“En ciertas etapas” de la revolución, Titón explicó, “a los homosexuales se les había prohibido cierto tipo de empleos. Se les había prohibido enseñar, por ejemplo, porque implicaba contacto con la juventud. Ahora existe mayor flexibilidad en las oportunidades de trabajo para los homosexuales. En el caso de representar a Cuba en el exterior, por ejemplo, el nombramiento de representantes se manejaba con guantes de seda cuando se trataba de homosexuales. Muchos se oponían a dar nombramientos a los homosexuales porque se los consideraba más vulnerables a escándalos y chantaje, pero las cosas son muy diferentes hoy en día para los homosexuales. Hoy, muchos homosexuales cubanos son abiertos sobre su orientación sexual. Otros no lo están —como en cualquier otro lugar— pero hay un nuevo nivel de conciencia al respecto del homosexualismo”.

En La Habana en 1994, un joven artista cubano revolucionario me contó una historia de la vez que fue a visitar a su padre, un campesino, “que era una comunista muy firme”. Aramis me dijo que se había dejado crecer el pelo hasta los hombros desde su ultima visita, algo que hasta principios de los 90 era mal visto y considerado como un símbolo de adaptación a los valores corroídos de la sociedad consumista de Occidente.“Me dijo ‘eres un maricón con el pelo así, córtatelo o te marchas de mi casa’ Recogí mi mochila y empecé a marcharme. Le dije ‘se supone que eres un comunista, que estás por la libertad, por los seres humanos. Soy tu hijo, debes de amarme, sea o no un homosexual. ¿Qué tipo de comunista eres tú? Y empecé a marcharme. No me dijo nada. Llegué a la puerta y entonces me dijo, ‘Espera. Tienes razón. Puedes quedarte, no tienes que cortarte el pelo. Tengo que pensar sobre estas cosas’. Nos abrazamos y me quedé”.

Uno pude imaginarse repetidas escenas como esa —que nos hacen recordar los dilatados conflictos familiares en Estados Unidos en los años 60 debido a la “brecha generacional”— los cuales también expresaron desacuerdos y conflictos políticos--ocurriendo en miles de familias cubanas debido a que las jóvenes generaciones se enfrentan a los viejos tabúes que conviven incómodamente con las perspectivas revolucionarias de sus padres.

Gay Cuba, una documental realizada entre EEUU y Cuba en 1994 por Sonja de Vries, trata sobre la historia y los logros de la revolución cubana como el prisma para explorar francamente la evolución del tratamiento de la homosexualidad y de los homosexuales. Examina los cambios de actitudes y la creciente aceptación de los hombres homosexuales y las lesbianas en la sociedad y cultura. Algunas entrevistas particularmente demuestran los avances: debates entre soldados, comentarios de jóvenes cubanos y la posición expresada por obreros industriales, incluyendo una fábrica cuyo secretario general del sindicato es homosexual. La Federación de Mujeres Cubanas mostró la película en La Habana.

El siguiente año, apareció el documental cubano Mariposas en el Andamio, dirigido por Margaret Gilpin y Luis Felipe Bernaza. Narra la historia de travestís cubanos de clase trabajadora, quienes se integraron en la vida de un suburbio de la Habana llamado La Guinera, y de como ellos trabajan para construir una coalición con las mujeres líderes de un brigada de construcción local, y sus actuaciones en el comedor de los trabajadores.

CONTRASTE CON ESTADOS UNIDOS

Para 1997, el número de personas diagnosticadas con VIH/SIDA en el Condado de Los Angeles fue 10 veces mayor que el número de personas diagnosticadas con VIH/SIDA en Cuba. El condado tiene una población un poquito menor a la de Cuba. Los servicios de atención médica para personas con VIH en Cuba—desde servicios externos hasta residenciales y hospicios—son gratuitos y voluntarios. La educación patrocinada por el estado, aprovecha los conocimientos de las personas con VIH para que hablen en escuelas sobre como protegerse durante el sexo y prevenir el virus.

El ambiente de polarización política que alimenta el odio ultraderechista hacia los homosexuales —como el caso del joven homosexual Matthew Shepard, quien fue torturado y asesinado a golpes en 1998 por matones en el estado de Wyoming— no existe en Cuba. Leyes que proscriben la sodomía como las que se promulgaron en Nicaragua a principios de 1990, o que se usaron para remover de su puesto y encarcelar a un ministro en Malasia, o que ya se mantienen en algunas de los estados de Estados Unidos por los tribunales superiores y venerables jueces, no existen en Cuba.

Los escuadrones de la muerte que “limpian” las ciudades de Brasil y de Colombia de “maricas” y otras supuestas lacras sociales u otros actos relacionados a la violencia contra los homosexuales, no son una parte de la realidad cubana.

En las canciones de los raperos cubanos no cantan de pegar o de matar a mujeres, “putas” y homosexuales, “maricones” como es típico en la música “gangsta rap” en Estados Unidos.

Los homosexuales y lesbianas cubanos tienen custodia de sus hijos biológicos y pueden adoptar. La posición del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba es que la homosexualidad es una expresión normal del comportamiento humano y este ha sido su enfoque desde los principios de los 90.

Frente a estos logros, Washington y los mercaderes de la iluminación cultural de Estados Unidos andan sobre cimientos poco firmes cuando condenan a Cuba de supuestas violaciones a los derechos de los homosexuales.

Los avances en Cuba confirman que para que los homosexuales y las lesbianas allí, existe un espacio mayor en donde pueden participar de los beneficios y desafíos de la vida cotidiana, más que en cualquier otro país del Tercer Mundo. Cuba es un ejemplo para las decenas de millones de hombres y mujeres homosexuales que buscan su libertad. Todavía hay muchos problemas por resolver. Cómo dijo un joven homosexual cubano que entrevisté en 1998, “¿Por qué se puede ver una película de aventura como las de Stephen Seagal en la televisión, pero nunca han pasado Fresa y Chocolate?”

LA LUCHA POR CAMBIOS RESPALDADOS POR LA REVOLUCIÓN

Más avances en Cuba serán determinados por iniciativas informadas en la defensa de la revolución. La conclusión de Tomás Gutiérrez Alea en 1984 de que el rechazo oficial de la homofobia es “un instrumento de lucha que el estado cubano ha puesto a disposición de aquellos que estén interesados en hacer suya la causa de los que son discriminados, marginados y que se les hace sufrir por prejuicios y opresión de todo tipo” es una verdad más actualizada que nunca.

Recientemente, y más a menudo y duramente, Fidel Castro y Raúl Castro han hablado sobre la necesidad de encarar la “marginalización” de los negros y las mujeres —faltas de la sociedad cubana donde la legislación sobre la igualdad ha sido insuficiente para resolver problemas reales. Este tema ha sido tratado en la prensa cubana, y por varios activistas políticos y se plantea como un desafío a las organizaciones actuales y en la formación de nuevas organizaciones. Por ejemplo, la recientemente creada Colores Cubanos, afiliada a la UNEAC, interviene por que haya un reflejo más conciente de las características multinacional, multirracial y multicultural del país en la producción nacional artística, musical, cinematográfica, televisiva y de literatura.

LA PUERTA ESTÁ ABIERTA

En una entrevista televisada nacionalmente a finales del año 2000, Raúl Castro habló sobre estos temas: “El futuro tendrá que ser uno de lucha”, dijo que todavía “hay mucho más terreno que cubrir” incluyendo, “derechos que debemos de conquistar o reconquistar. Estos están entre los principales objetivos para empezar la batalla de ideas”. La conquista y reconquista de derechos sólo se obtendrá luchando, y los resultados formarán nuevas generaciones de gente más libre, más completa y hombres y mujeres cubanos con más confianza en sí mismos. Y hay conciencia en los revolucionarios cubanos de que, el movimiento hacia adelante en su país en todas las cuestiones, está ligado a los avances mundiales en las luchas contra la opresión y la explotación. Estas, como lo atestiguan las actuales condiciones internacionales, están tomando un impulso cada vez mayor.

El enfoque de Raúl Castro se suma a los esfuerzos para ampliar las expresiones y prácticas de humanidad y liberación social, que incluye a los homosexuales. Un elemento clave que favorece el desarrollo en esta esfera ha sido la interacción de la lucha internacional por la liberación homosexual con la revolución cubana, particularmente en el ambiente más abierto que comenzó a mediados de los 80. Al mismo tiempo, los valores progresistas forjados por la lucha internacional en los años 60 y 70 contra la guerra, el racismo, la represión y la liberación de la mujer —que gestaron políticamente el movimiento de liberación homosexual— fueron fortalecidos por el ejemplo cubano de desafiar el status quo burgués imperante.

Como corresponde, todos estos cambios permitieron a algunos modificar cualquier tipo de conclusiones políticas oficiales sobre Reinaldo Arenas. En realidad, el ambiente de solidaridad de la revolución había educado a un joven del campo que estaba en la miseria antes de 1959, inspirando y desarrollando sus genuinos talentos y dones. En el caso de Arenas este es un hecho, independientemente de su posterior evolución anticomunista. Me enteré de esto por casualidad por una conversación en 1995 con un poeta cubano que estaba de gira en los Estados Unidos. Hablábamos de escritores cubanos y surgió el nombre de Reinaldo Arenas. Conociéndolo solamente por su reputación política, dije algo peyorativo. El poeta me miró detenidamente y me dijo, “sabes, no puedes entender la literatura contemporánea cubana sin leer a Reinaldo Arenas”.

A principios de los años 60, Fidel Castro declaró que la revolución cubana “debe ser una escuela de pensamiento sin restricciones”. Esa libertad sería absolutamente necesaria para la supervivencia de un pueblo libre y soberano solamente a 90 millas de los Estados Unidos. Fue un requisito básico para los nuevos hombres y mujeres que estaban aprendiendo como desarrollar una nueva nación en el laboratorio de su revolución, como defenderla y dar su solidaridad a toda lucha internacional en contra de la injusticia y la explotación, con las que se identifican incondicionalmente. La capacidad de Cuba de resistir durante cuatro décadas todo tipo de presiones diseñadas por el gobierno de Estados Unidos, sin abandonar ni un solo principio de la revolución, verifica su graduación con honores de esa escuela.

Ganar la “batalla de ideas” es el lema actual en Cuba, algo que Fidel ha declarado hace más de tres décadas, el cual mantiene toda su vitalidad original y su urgencia. En esa escuela, los revolucionarios cubanos han demostrado a todos aquellos que hacen un esfuerzo por estudiar y aprender de sus experiencias, que incluso los más profundos errores cometidos en el curso de la lucha pueden ser encarados, analizados y resueltos. Este método político solamente ha fortalecido la confianza en sí mismos de parte de los trabajadores cubanos, ayudando a preparar a las nuevas generaciones de luchadores y líderes.

Todas estas pruebas irrefutables demuestran que allí hay un proceso lleno de vida y liberador. Todos los días, la revolución cubana hace una contribución decisiva a todos las personas que luchan por un mundo justo y humano y precisamente por eso desean emularla.

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Jon Hillson es un activista político y sindicalista en Los Ángeles. Ha participado en defensa de la revolución cubana desde 1969, organizando numerosas delegaciones a Cuba, la cual ha visitado en siete ocasiones. Ha escrito extensamente sobre la revolución cubana y sobre la solidaridad con este país. En 1998, el periódico La Opinión, de Los Angeles, el diario en español de mayor circulación en Estados Unidos, publicó en primera plana su artículo sobre la lucha contra el SIDA en Cuba y la educación sexual en la isla. En los últimos diez años más de dos docenas de sus poemas han aparecido en varias publicaciones del país. La traducción de La Política Sexual de Reinaldo Arenas: Realidad, ficción y la verdadera trayectoria de la Revolución Cubana es del artículo que apareció en SeeingRed (www.SeeingRed.com). ©Seeing Red y Jon Hillson, 2001.

Se concede el permiso de reproducirlo sin fines de lucro utilizando el URL SeeingRed.com. Se puede comunicar con el autor en JonHillson@aol.com. Muchísimas gracias a los traductores: Joseph Mutti, de La Habana; Aaron Ruby y Alejandra Rincón, de Houston; Juan Villagómez, de Los Angeles.

LA POLICIA DEL SEXO: la homofobia durante el siglo XIX en Cuba

Lic. Abel Sierra Madero
sierramadero@yahoo.com
Tomado de la revista "Sexología y sociedad"
Año 9 No. 21, abril del 2003

La homofobia ha sido una característica de nuestra cultura y de nuestro comportamiento genérico y sexual. Ella viene manifestándose desde la formación de esta isla como nación, a partir del siglo XIX, aunque no se ha manifestado de manera uniforme, sino que se ha visto moldeada con el paso del tiempo, al punto que hoy tiene otros matices.


La homosexualidad, tanto masculina como femenina, produce aún en nuestra sociedad una gran alarma y continúa siendo un tema que ruboriza a la mayoría de las personas. Esta temática se trata con eufemismos o simplemente no se trata, y cuando se aborda, la mayoría de las veces se hace sobre la base de los prejuicios y la exclusión. Si analizamos este tipo de orientación sexual desde la perspectiva de las relaciones de género y sexo, podemos afirmar, sin dudas, que hacia estas personas la sociedad se manifiesta mediante el rechazo, la segregación, en fin, el sexismo.

El sexismo es la discriminación por razones de sexo. Ahora bien, si consideramos que el ideal histórico de esta sociedad ha sido el hombre, blanco y heterosexual, entonces además del sexismo ejercido sobre las mujeres, tendríamos que tomar en cuenta el fenómeno de la homofobia como una actitud sexista que ha marcado las relaciones de género y sexo y que condiciona las categorías masculinidad y feminidad a un “deber ser” que viene manifestándose desde los momentos de conformación de nuestra nación y que trasciende hasta nuestros días.

Con este trabajo pretendo analizar, mediante algunos discursos de la época, el fenómeno de la homofobia en cuba durante el siglo XIX. No espere el lector en estas líneas una abundante referencia a fuentes históricas de la época. Las fuentes decimonónicas cubanas sobre esta temática constituyen un reto a la capacidad intelectual del que investiga, pues pareciera que no se trata el asunto.

El siglo XIX cubano estuvo marcado por la plantación esclavista y por las guerras de independencia. Durante el período del boom azucarero, en las plantaciones se crea el ingenio de nueva planta, que consistía en un sistema carcelario de hombres solos. En las dotaciones de esclavos el ingenio trajo consigo la liquidación de la actividad sexual o su orientación hacia otras formas (1). Con relación al fenómeno homosexual en la vida de los ingenios nos comenta Esteban Montejo, El Cimarrón: “(…) la vida era solitaria (…), porque las mujeres escaseaban bastante (…) Muchos hombres no sufrían, porque estaban acostumbrados a esa vida. Otros hacían el sexo entre ellos y no querían saber nada de las mujeres. Esa era su vida: la sodomía. Lavaban la ropa y si tenían algún marido también le cocinaban. Eran buenos trabajadores y se ocupaban de sembrar conucos. Les daban los frutos a sus maridos para que los vendieran a los guajiros (…) Para mí que no vino de África; a los viejos no les gustaba nada. Se llevaban de fuera a fuera con ellos. A mí, para ser sincero, no me importó nunca. Yo tengo la consideración de que cada uno hace de su barriga un tambor”. (2)

Respecto a las guerras de independencia se puede decir que, generalmente, en la construcción de la imagen y el mito se presentó a los mambises como un grupo monolítico y homogéneo en el que los valores masculinos sobresalían a todas luces, y se presentaban como características intrínsecas e indiscutibles; sin embargo, algunas fuentes –aunque pocas- son reveladoras de variantes sexuales y genéricas extrañas al arquetípico y estereotipado mambí, aunque la imagen que trasciende en el epos nacional es la del héroe-hombre-heterosexual.

“Nadie puede ir a la guerra y cruzarse los brazos, porque hace el papel de maricón”, (3) sentencia Esteban Montejo. Así queda planteado el modo en que deben comportarse los varones en la guerra; la masculinidad y las virtudes guerreras se presentan como valores análogos e indispensables en la construcción de la imagen del mambí.

Sin embargo, durante las guerras de independencia, en esos batallones de hombres semidesnudos, otras identidades genérico-sexuales habrían de existir. En todos los diarios es casi total el mutismo respecto de manifestaciones de homosexualidad, pareciera que no existía, o que había un código de silencio en ese sentido. Las escasas veces que se referencia se hace aludiendo una burla. Así comenta de un general mambí Fermín Valdés Domínguez durante la guerra del 95: “(…) General Rosas que con sus cobardías y sus modales afeminados nos dio tela para reír un rato a su costa” (4)

En 1893, Serafín Sánchez publica su libro sobre la Guerra de los Diez Años, Héroes humildes y los poetas de la guerra, donde se hace la semblanza de un mambí afeminado de nombre Manuel Rodríguez, que tenía por alias La brujita. En el texto se lee: “(…)en la ciudad donde se crió y vivió, aún ignoran su mérito; si alguno lo recuerda todavía es para hablar seguramente de sus rarezas; pero allá en los montes, en los históricos campos de la Revolución, a los cuales el mayor número de cubanos no se atrevió a ir, allá, repito, los compañeros de armas de Manuel Rodríguez, sabemos que el petimetre de la ciudad y de la clásica bomba blanca se convirtió en un león desde el momento que aspiró al ambiente purificador de los campos de batalla (…) En Sancti Spiritus no conocieron más que a La Brujita, el sastre, al artesano de color, al paria, al condenado de la colonia esclava; yo ví en la Revolución al capitán, al libre, al bravo, al tigre, al héroe, al hombre. En las ciudades y pueblos menores de Cuba suele verse de los hombres solamente el ridículo tocado de afeminada usanza; pero en los campos unificadores y épicos de la libertad, su corazón se revela entero y brilla su alma superior y completa”. (5)

Serafín Sánchez, uno de los generales más importantes durante las guerras de independencia, está escribiendo sobre un individuo que ha sido etiquetado con el alias La Brujita. Su valor suficientemente probado, lo sitúa dentro del canon del combatiente, no teme a la censura. En el texto Sánchez considera el campo insurrecto como un reivindicador de conductas, al punto que el afeminado se traviste a la inversa de lo habitual, o sea, el petimetre de la clásica bomba blanca, se convierte gracias al “ambiente purificador” de los campos de batalla en león, bravo, tigre, héroe, hombre y eso lo integra a la épica nacional-liberadora. En el texto no se excluye a La brujita, se considera parte del proceso revolucionario, se le integra.

En su diario de guerra, escrito años después de finalizada la guerra del 95, Ricardo Batrell comenta de un incidente que ocurre en marzo de 1898 en la provincia de Matanzas, entre él y su jefe en la manigua, el coronel Raimundo Ortega Sanguily, quien había sido criado de Julio Sanguily antes de la guerra. Sobre este asunto comenta:

“¡Hay cosas que opacan el alma más varonil y enfrían los corazones; mas, cuando se es demasiado joven como yo lo era en esa época que describo. Cuando se vive de amor y de ilusiones. Yo vi en el cariño jefe un padre. Y en su justo reconocimiento el amigo honrado y leal, y por lo tanto soñaba en mejores días para mí a un oscuro porvenir, a su lado ayudándolo en las contiendas de guerra que se me prestaba, como el más fiel soldado y como el más cariñoso hijo! Algo grave, muy grave, pasó entre los dos en nuestro trayecto para nuestro campamento. Pues no le hice fuego cuando cargué la tercerola prohibiéndole que me siguiera, porque hubiera tenido que abdicar de mi glorioso ideal de Libertad Patria, presentándome. Pues nadie iba a creer la causa que me impulsaran darle muerte si lo hacía. Esto le dije y tuvo a bien no seguirme (…)”

Para enfriar el corazón y opacar el alma varonil de un hombre del siglo XIX, y mambí por demás, sólo una cosa puede haber ocurrido para que adquiriera esa connotación de extrema gravedad como la que se alude en el relato, al punto de apuntarle con su rifle nada menos que a su jefe: ¿está insinuando Batrell que su jefe tuvo inclinaciones homosexuales con él? Aunque no se haga alusión al tema homosexual explícitamente, hay cierta intencionalidad para que lo sucedido sea interpretado como tal. En el texto se enfatiza que Batrell veía al jefe como un padre y que el cariño que éste le profesaba estaba disfrazado de otras manifestaciones afectuosas.

En este caso, al igual que en muchos otros, ante el historiador se levanta el dilema entre la voz y el silencio, que en un momento dado asaltó a los testimoniantes, dilema relacionado con la imagen pública que ellos querían ofrecer.

Ahora bien, ¿este mutismo no estaría dado por la incorporación de ciertos reflejos en la incorporación de ciertos reflejos en las personas de la Cuba decimonónica, sobre lo que se puede/debe o no decirse respecto al sexo? Para el estudio de la homosexualidad en la Cuba decimonónica, se debe tener en cuenta este silencio, aunque como señala Foucault respecto del sexo: “No se debe hacer una división binaria de lo que se dice y lo que no se dice, sino que hay que tratar de determinar las diferentes maneras de no decir, cómo son distribuidos los que pueden y los que no pueden hablar, qué tipo de discurso es autorizado y que forma de discreción es exigida a unos y otros. No existe uno solo, sino muchos silencios que son parte integrante de las estrategias que apoyan y atraviesan los discursos”. (7)

A fines del siglo XVIII y principios del XIX, en Occidente, se van creando estrategias y mecanismos que regulan desde el poder, la actividad sexual. O sea, se activa un dispositivo que organiza el control social del sexo, y al que Foucault denomina Policía del sexo (8), no en el sentido estricto y represivo que se atribuye a esa palabra, sino como la articulación de las fuerzas colectivas (instituciones) e individuales para fortalecer el conocimiento sobre el sexo, y que incida en el mejoramiento de las costumbres y la tranquilidad pública. O sea, la represión directa también desempeña un papel importante en este sentido e imposible de soslayar, aunque no se manifieste sólo de esta forma, sino que se regule y reprima, muchas veces, desde formas menos visibles.

El siglo XIX recibió la impronta de la Ilustración. “La Razón” – utilizada por las Luces para establecer el orden – deviene ciencia positiva; es entonces cuando el ser humano se convierte en objeto de análisis. La modernidad presupone un contrato social y los que no estén dispuestos a firmarlo son disidentes, a los que hay que controlar. Es en este período cuando la medicina (9) comienza a desempeñar – en el nuevo orden burgués – un papel importante, el control social de los disidentes. El médico de la época pasó a ser el juez de la salud mental de los criminales y a constituir un instrumento imprescindible del derecho penal.

En esta época, los homosexuales, además de ser pecadores y herejes, se convierten entonces en criminales y enfermos, pues también eran considerados disidentes por la Policía del sexo del nuevo orden burgués.

Las ideas de César Lombroso – uno de los máximos representantes de la Antropología Criminal – comienzan a difundirse durante las últimas décadas del XIX. Esta ciencia se basa en la frenología y sustenta la teoría de la degeneración. Así, locos, delincuentes, prostitutas, minorías étnicas, sodomitas, fueron degradados, excluidos, marginados, bajo los auspicios de la ciencia. (10)

La medicina propuso un modelo de normalidad sexual en el siglo XIX: el heterosexual. O sea, el modelo que sólo acepta las relaciones sexuales entre personas de diferentes sexos, modelo reproductivo en tanto condena las prácticas sexuales que no tengan la reproducción como fin, y modelo moral porque utiliza argumentos “científicos” para condenar las “disidencias sexuales”, en momentos en que la legitimidad religiosa estaba en crisis. Si anteriormente la Iglesia había definido muy bien los pecados relacionados con el sexo, ahora la medicina, conjuntamente con el derecho, redefinía el concepto de “contra natura”, y los transgresores de las normas sexuales establecidas, además de pecadores, se convierten en enfermos.

LOS PARIAS DE LA “NACIÓN” (SODIMITAS, PEDERASTAS, LESBIANAS, TRAVESTIS…) Y EL DISCURSO NACIONALISTA

El 10 de abril de 1791 apareció en el Papel Periódico de La Havana –periódico solitario entonces- un texto fundacional titulado “Carta crítica del hombre muger” (11), de un incipiente carácter nacionalista e insertado en la red discursiva y constitutiva de la sexualidad en la sociedad criolla, y que quizás sea el primero en esbozar nociones de nacionalidad a través de un ordenamiento de las costumbres sociales y prácticas sexuales.

La autoría del mismo se le atribuye al presbítero José Agustín Caballero; lo cierto es que el documento se firma – según la costumbre – a través de un seudónimo: el Amante del Periódico, que escandalizado con algunos individuos – al parecer no muy masculinos – comienza por decir:

“Poco se necesita para conocer a dónde va a parar mi discurso, quando su título (…) está indicando que me contraigo a hablar del torpe y abominable vicio de la afeminación, antiguo Bolero, o enfermedad que a contaminado a una porcion considerable de hombres en nuestro País. No parece sino que mal hallados con el favor que les ha dado la naturaleza, voluntariamente quienes desposeerse por sus caprichos extravagantes, del privilegio que gozan, haciendose indignos del honroso título de Hombres (…)” (12)

Si analizamos las unidades léxicas que se utilizan en este discurso para definir a los homosexuales, veremos que hay un trasfondo ideológico, considerando a las ideologías en un sentido amplio, como el fundamento de nuestros juicios sociales.

En el texto, el Amante del Periódico hace una selección léxica siguiendo una estrategia muy clara; se refiere de manera positiva al grupo a que pertenece (ingroup) y a sus miembros, hombres heterosexuales. Hace alusión al honor que significa pertenecer al grupo, en fin. Por otra parte, describe en términos negativos (torpe, vicio, abominable, enfermedad) a los travestidos y a los homosexuales (outgroup). (13)

El discurso está estructurado mediante la estrategia de la auto representación positiva y la representación negativa del otro. Estamos en presencia de un discurso estructurado sobre la base de las categorías grupo-esquema, y sus significaciones están en estrecha relación con determinadas interrogantes que el propio grupo se plantea: ¿Quiénes somos nosotros? Quiénes (no) pertenecen a nosotros? ¿Qué hacemos nosotros? ¿Cuáles son nuestras actividades? ¿Qué se espera de nosotros? ¿Cuáles son las metas de estas actividades? ¿Con qué grupos estamos relacionados: quiénes son nuestros amigos y quiénes son nuestros enemigos? (14)

O sea, a través de la “Carta…”, el sujeto que opina (El Amante del Periódico) se inscribe en una dialéctica de significados compartidos por el grupo (varones) y – en el ejercicio de crear opinión (verdadera o falsa) – está negando al otro, lo silencia.

La palabra “afeminación” es enunciada de un modo peyorativo y se utiliza para caracterizar y criticar a los varones que asumen roles y atributos propiamente femeninos; esto se debe a la rigidez con que se ven en esta sociedad los patrones de género, enmarcados estrechamente en lo masculino y lo femenino, soslayando cualquier otro tipo de identidad genérico-sexual. Por otra parte, se manifiesta que estos individuos desperdician el favor y el privilegio que les ha dado la naturaleza al haber nacido hombres.

De ellos se puede inferir que, en esta sociedad, los hombres disfrutan de ciertas prerrogativas de las que se excluye a las mujeres y a los homosexuales. De esa forma se evidencian los criterios acerca del diformismo sexual, traspolados a toda la red social. El fragmento que presento a continuación es aún más elocuente de lo que acaba de decirse; en él se lee: “Dios nos libre quando el hombre da en afeminarse, que vestido de la condición femenina es peor que la misma muger, al paso de monstruo que espanta (…)”. (15)

O sea, a través de sus diferencias biológicas, se les atribuyen a los sexos características ideologizadas, contrapuestas y dicotómicas. De tal punto de vista se deriva una concepción genérica politizada y encaminada a la distribución de espacios y poderes de los sexos en la sociedad y a establecer entre los mismos contractualmente relaciones, cuyo carácter dependerá de la corriente ideológica predominante. Por otra parte, este proceso de sexuación de sujetos conllevará necesariamente a la instauración a la instauración de un sistema de valores que determinará una “normalidad” natural y armónica. Su trasgresión implica la entrada al campo de los trastornos y las anormalidades. Así, ha quedado establecida la supremacía de lo masculino por un lado, sobre lo femenino, andrógino y homosexual, por otro. Estas categorías han sido concebidas como antagónicas y son consecuencia de la cultura androcéntrica, patriarcal, sexista o como quiera llamársele.

Pero sigamos en el análisis de la “Carta crítica del hombre muger”. En otra parte de la misma se señala lo siguiente: “por puntos se aumenta el número de los que quieren hacerse Mugeres en sus trages y acciones con notable detrimento del estado y con gran dolor de los hombres de juicio (…) Si se ofreciera defender a la Patria, que tendriamos que esperar en semejantes Ciudadanos o Narcisillos? ¿Podría decirse que estos tienen aliento para tolerar las intemperies de la Guerra? ¿Cómo han de ser varones fuertes y esforzados, decía Seneca, los que así ostentan su ánimo mugeril y apocado? Desengañémonos, el que se cria con músicas, bayles, regalos y deleites, forzosamente genera en femeniles costumbres”. (16)

Lo que sentencia el autor es muy elocuente. Estamos ante un discurso elaborado por un grupo (élite) que se plantea el ordenamiento y diseño de una sociedad que está siendo pensada en términos esencialmente masculinos, en la que es exaltada en todos los órdenes – mediante un incipiente carácter nacionalista – la personalidad (masculina) nacional completa y los valores de los sujetos que se consideran paradigmáticos, aunque para este grupo élite la patria y la nación no rebasen aún los límites habaneros ni tampoco dejen ellos de considerarse españoles. Al mismo tiempo, esta “nación” es excluyente de las mujeres y los homosexuales. O sea, ni mujeres ni homosexuales tienen cabida en la Patria porque sus actitudes apocadas van en detrimento del Estado. La Patria necesita de hombres fuertes, esforzados y juiciosos para emprender su desarrollo. (17)

Ahora bien, si la homosexualidad masculina constituye en esta sociedad un tema tabú, la homosexualidad femenina produce aún una alarma mayor. La imagen de las mujeres homosexuales en nuestra cultura ha sido estereotipada; generalmente se les concibe como mujeres hombrunas, varoniles, con carencia de dones femeninos. Ellas renuncias supuestamente a los “roles fundamentales” asignados a ellas por la sociedad, el de madres y esposas. No son pocas las críticas que reciben las lesbianas. Es necesario señalar que en español no hay un término adecuado del registro estándar para designarlas, a diferencia de los hombres, a quienes se les denomina “homosexuales”. En realidad, este vocablo sirve para designar tanto a varones como a mujeres, pero el uso lo ha restringido, principalmente, para los primeros. En el caso de las mujeres, o se emplea el término culto, de cierto carácter eufemístico, o, más frecuentemente, se utiliza algún vocablo o expresión marcadamente vulgar y peyorativa. (18) Sobre ellas se ejerce un doble sexismo: primero, por su condición de mujeres y además, por sus inclinaciones homosexuales.

En 1822, en la ciudad de Baracoa, ocurre algo que produce una gran conmoción social; se abre un expediente criminal en la Comisión de Asuntos Políticos contra una mujer por haber andado vestida con ropas masculinas y haber contraído y consumado matrimonio con Juana de León, la cual aduce que años antes, en 1819: “(…) me solicitó compromiso de matrimonio una criatura vestida de hombre que se nomina Enrique Faber (…) el matrimonio a que me reduje atenida a las circunstancias de orfandad y desamparo en que me veía, sin que me fuese posible sospechar los designios de (…) Así fue que verificado nuestro enlace usó de mi persona de un modo ese monstruo artificial que entonces no pude comprender: pero con todas las ocultaciones con que se manejaba en los primeros días que estubo a mi lado, me hicieron sospechar por más que se esforzaba no pudo desvanecer mis inquietudes (…) hasta que una vez en que creyendome dormida se desnudó, pude descubrirle los pechos de una muger (…) los cuales concerbados ocultos bajo de un ceñidor o faja. Este descubrimiento que no esperaba, le obligó a hacerme una confesión de su incapacidad para el estado conyugal: del instrumento de que se havia valido para consumar su perversa maquinación (…) Este desempeño me pone ya en la necesidad de solicitar la declaratoria de nulidad de mi matrimonio, y el castigo que merecen sus excesos para que sirva de escarmiento y en lo susecibo no sacrifique a otra infeliz como a mi haciendo escarnio de las mas sagradas instituciones de nuestra augusta religión, y del orden social (…)”. (19)

Detengámonos por un instante en el testimonio de Juana de León. O esta mujer es en extremo inocente o tonta – que, por cierto, no lo parece – o la mujer con quien se casó posee una virilidad tal que en realidad parecía un hombre; por otra parte, no se puede descartar la idea de que la primera tuviera inclinaciones homosexuales. Esperó casi dos años para llevar a los tribunales a su esposo/a. Quizás Juana de León pensaba sacar algún provecho de tal unión; recordemos que en estos casos, por ser la homosexualidad un delito, se les embargaban los bienes a las personas con esta tendencia y se les enviaba a la cárcel. Nótese que en el fragmento se utilizan los calificativos “monstruo” y “perverso”; esto responde a que la homosexualidad era considerada una perversión y desviación sexual, idea que transciende, incluso, hasta nuestros días, pues durante largo tiempo la homosexualidad ha recibido por parte de muchos médicos, psicólogos, sexólogos, historiadores, literatos, entre otros, este tratamiento.

En la audiencia se convocó a los profesores de cirugía y medicina Bartolomé Segura, José Fernández y José de la Caridad Ibarra para efectuar el reconocimiento de Fabert, quien en el momento en que se iba a proceder a ello, suplica al tribunal que se suspendiera ese acto, pues de buena fe confesaba que en realidad era mujer y que le parecía innecesario su reconocimiento físico, en tanto su confesión espontánea le parecía que allanaba las dificultades de la causa, a lo que el tribunal hizo caso omiso. Los médicos manifiestan: “que el expresado Enrique se halla dotado de todas las partes pudendas propias del sexo femenino, e igualmente acompañado los pechos de un estado de laxitud y relajación propia de una parte que ha sufrido una compresión permanente o como si hubiese parido y alimentado con ellos a algún infante”. (20)

La percepción ocular en aquellos tiempos era el medio de detectar la “patología” homosexual. O sea, se contemplaba sólo a los homosexuales que tenían una imagen y anatomía “indiscreta” que no podían ocultar. Esta es una de las causas que históricamente ha llevado a confundir las categorías de género y sexo. Un hombre y una mujer que respondan a los cánones genéricos de acuerdo con la época en que se enmarquen, pueden ser muy masculino y muy femenina respectivamente y, sin embargo, explotar sus respectivas sexualidades según estimen conveniente ya sea de una forma heterosexual u homosexual, o ambas inclusive. La sexualidad humana es tan diversa, tan amplia, que limitarla rígidamente dentro de estos marcos, sería atentar contra el mismo ser humano, contra su propia naturaleza.

El nombre de la mujer travestida llevada a juicio es Enriqueta Fabert, de 32 años, viuda de Juan Bautista Renal, oficial francés muerto en una batalla en la guerra contra Alemania. Según ella, la muerte de su esposo la llevó a vestirse de hombre e irse a estudiar a París, donde se hizo cirujana. Lo que ella expresó tiene sentido y es completamente veraz: de haberlo hecho sin cambiar su identidad nunca hubiera podido ejercer la profesión, pues éste y otro tipo de profesiones estaban vedadas a las mujeres. En Cuba las mujeres no tuvieron acceso a la universidad hasta 1887, (21) cuando mediante el decreto del 5 de junio de ese año se les permitió llegar a las aulas universitarias; por ello algunas mujeres se disfrazaron de varón para conseguir tal objetivo.

Durante el proceso a que es sometida Enriqueta Fabert se dispone el embargo de sus bienes y se le reduce a prisión. Las conclusiones del fiscal son muy elocuentes: “Si tratara el ministerio de prolongar su alegato (el de Fabert) a la celebridad de la causa, nunca concluiría porque ni nuestros códigos ni autores criminalistas se ve tratada la materia, seguramente porque no fue posible que la naturaleza produjese una criatura como la Fabé, y asi es lo bastante la actuación, para aplicarle la pena de doce años de obras públicas y destierro que señala el art. 688, cap. 5; part. 2da. del Código Penal”. (22)

Este abogado en su discurso señala algo que es importante. Dice que las leyes y los legisladores no contemplan esta materia, pues no se concibe que puedan existir, naturalmente, personas de este tipo.

No obstante, pide al tribunal nada menos que la pena de doce años de prisión y destierro para una mujer que supuestamente tiene inclinaciones hacia personas del mismo sexo. Esta actitud por parte de los códigos, de los que elaboran esos códigos y del medio social en general, es producto de un miedo extremo a abordar la sexualidad humana desde otra perspectiva que no sea la de apuntalar los pilares de la pareja heterosexual, por lo que significa política e ideológicamente. Es el miedo a que pueda verse resquebrajado el poder masculino, a que se establezcan otras normas y conductas contrarias al orden social en que el varón heterosexual desempeña un papel hegemónico

CUANDO EL SEXO SE “ENFERMA”

El 15 de enero de 1890, en el salón de actos de la Real Academia de Ciencias Médicas Físicas y Naturales de La Habana, se efectúa en La Habana el Primer Congreso Médico Regional. En dicho evento el destacado médico y antropólogo cubano Dr. Luis Montané y Dardé presenta una ponencia titulada “La pederastia en Cuba”. El trabajo es el resultado de un estudio de antropología física y social realizado por Montané en la cárcel de La Habana, donde tomó de muestra a 21 homosexuales que estaban allí recluidos.

Este trabajo constituye el primer intento serio – con marcadas limitaciones, claro – de abordar las disidencias sexuales por parte de la medicina en Cuba. Aunque su metodología se basa en la obra de Ambroise Tardieu, Estudio médico legal sobre los delitos contra la honestidad (23), que se publicó por primera vez en 1857, Montané analiza la homosexualidad desde la realidad cubana, contrapunteando, muchas veces, con el propio Tardieu.

Pasemos pues, a analizar la ponencia del Dr. Montané, quien antes de exponer sus consideraciones apunta sobre la captura durante, ese año, de un grupo de 45 pederastas por parte de la policía de La Habana. Sin embargo, es muy contradictorio que para las prostitutas existieran zonas de tolerancia, con leyes concretas que regulaban tal actividad, mientras que los homosexuales no contaban con tal prebenda.

El eminente científico deja bien definida su postura ante el problema, y parte de la base de que la pederastia es un “vicio asqueroso”; antes de tratar el asunto en Cuba, se refiere a la homosexualidad en Italia, país en el que según él: “Tal es el gusto que se tiene por la pederastía (…) que hace terrible competencia a la prostitución femenina; tan cierto es, que en las grandes ciudades, el mismo progeneta, que persigue en las calles a los extranjeros, les ofrece en alta voz y sin ruborizarse, un ‘abatino’, una ‘bella ragazza’ o un ‘picolo bambino’” (24)

Esta situación también se produce en Cuba. Probablemente, los homosexuales les hacían cierta competencia a las prostitutas en el mercado del sexo. Así, el 9 de septiembre de 1888, en el periódico La Cebolla, órgano oficial de las prostitutas habaneras, ve la luz pública un artículo titulado “Los maricones”, el cual afirma que: “Cualquier extranjero que se pasee por las calles de San Miguel y adyacentes, en La Habana, quedará sorprendido al ver unos tipos inverosímiles: de la cintura para arriba son mujeres; pero de la cintura para abajo son hombres; pero de los pies a la cabeza no son hombres ni mujeres (…) Los maricones de San Miguel y otras calles, y casas de prostitutas, deben ser tolerados por la autoridad? Los espartanos no permitían que los niños deformes vivieran: su organización esencialmente guerrera y viril, rechazaba esas criaturas inútiles. La ley no puede corregir lo que la naturaleza se ha burlado en crear?” (25)

El texto está señalando algo que me parece importante. Primero, nos indica el espacio público bien determinado dentro de La Habana en que estos individuos tenían sociabilidad en aquella época. Se cuestiona su existencia en las calles, espacio histórico de prostitutas y meretrices, y sintomáticamente son éstas las que proyectan ese discurso. Además, se les considera seres deformados; se cuestiona su identidad genérica y sexual y se utiliza para denominarlos un término que aún subsiste en nuestra habla popular, muy peyorativo por cierto: maricones.

Por otra parte, en el texto se incita al Derecho y las autoridades a que tomen medidas contra tales sujetos que, al parecer, tenían cierta demanda y estaban desviando la atención respecto de las prostitutas.

Es interesante observar cómo un grupo social discriminado como las prostitutas, convertidas en objeto de uso sexual por parte de los hombres, restringidas a zonas de tolerancia para ejercer sus funciones y perseguidas y condenadas a prisión muchas veces, atacara a los individuos que no respondieran a los cánones tradicionales de la masculinidad, legitimando el poder patriarcal que las discrimina y el orden socio-sexual establecido.

El periódico La Cebolla surge precisamente como una necesidad de contrarrestar el hostigamiento y la persecución de que eran objeto por parte de las autoridades.

Pero volvamos otra vez con la ponencia del doctor Montané, que hizo “desfilar” ante las personas que estaban escuchando el discurso a los individuos que estudió, incluso mostró algunas fotos. Los nombres por los que se le conocen son: La Princesa de Asturias, La Pasionaria, La Verónica, La Isleñita, Reglana, La Camagüeyana, Manuelita, entre otros. Destaca el gusto que tienen estos individuos por los perfumes, los polvos de arroz, los objetos brillantes (sortijas) o de colores vivos (pañuelos, medias) y la inclinación que tienen a los retratos, en los que se hacen representar como personajes de teatro, con vestidos de mujer. Aunque manifiesta que no siempre corresponden a una conformación exterior femenina.

Judith Butler tiene una concepción de las identidades en tanto DRAG, es decir máscaras, simulacros que no poseen original, que se readecuan en los cuerpos y son recreados en los propios discursos, en el vestuario y en el lenguaje corporal. Según Butler es totalmente desacertado pensar el “Drag” como imitación de feminidad, así como contemplar los roles butch-femme como una imitación de heterosexualidad, porque para Butler todas las actuaciones de género y su relación con el sexo son imitaciones y fantasías, y por ende, mascaradas, nunca copias de originales o de fundamentos biológicos simples.

En la concepción heterosexual en una relación homosexual se manifiesta a través de dualidades identitarias. Para Butler serían los papeles butch-femme. Esta dicotomía se presenta en el caso de los homosexuales masculinos en Cuba como maricón-bugarrón. O sea, la butch sería la mujer masculinizada y la femme sería la parte más femenina de la pareja, que asume roles “pasivos”, es decir, más cercana de los arquetipos y estereotipos de mujer.

Siguiendo sobre esa cuerda, habría que agregar que la dicotomía activo-pasivo no tiene por qué darse en una relación homosexual, pues no deja de ser imitación de un ideal de masculinidad o feminidad, intangible, que no tiene correspondencias con una supuesta esencia o naturaleza, sino que tiene que ver más con una adscripción psicológica y corporal.

El doctor presentó cuadros que dan la distribución de los 21 pederastas por naturaleza, localidad, edad y oficio, que reproduzco a continuación:

Europeos……………..4, un italiano y tres españoles
Originarios de La Habana ………………….. 10
Del interior de la isla………………………….. 7
Insulares ……………………………………………. 17
(De San Antonio de los Baños, Los Palos, Colón, Santa Clara, Sancti Spíritus, Puerto Príncipe, Manzanillo)

De 20 a 25 años ………………………… 11
De 25 a 35 años ………………………… 6
De 35 a 50 años ………………………… 4

Por profesiones: 15 sirvientes de casas públicas, 3 sastres, 2 planchadores y un tabaquero.

También dio la distribución por raza de los 21 pederastas, entre los que se encuentran 8 blancos, 9 mestizos y 4 negros. Los chinos no figuran en este cuadro, pero según Montané: “(…) sabemos que esta raza, industrial y económica, tiene particular tendencia hacia la pederastía. ¿Quién no conoce los detalles de su vida íntima en nuestros ingenios? (…) Uno de nuestros pederastas de color (Marcelina) declara: ‘que siendo esclavo y careciendo de alimento, iba en busca de los chinos, quienes, en cambio de un poco de comida, le exigían ciertas satisfacciones imposibles de referir. Ej., igualmente pederasta de color y hago aquí textualmente su declaración, empezó chico, dándole a los chinos, en el ingenio, donde era esclavo, sólo por el interés de la ración” (26)

Montané sugiere dos categorías de pederastas: los aficionados y los prostituidos. Los aficionados son aquellos que, según él, buscan únicamente la satisfacción personal de sus deseos y pagan el servicio a quien se lo proporciona. Por otra parte, se encuentran los prostituidos, es decir, todos aquellos que trafican con su cuerpo y viven de la pederastia. Y señala que la prostitución masculina tiene la misma organización que la prostitución femenina. Aduce haber encontrado en seis de los detenidos tatuajes análogos a los que se encuentran tan comúnmente en las mujeres públicas, con rosas, pájaros y corazones atravesados por flechas.

Además, nos brinda otra categorización en cuanto a la manera de comportarse sexualmente, señalando una dicotomía en los roles sexuales a desempeñar. En este sentido los ubica en activos y pasivos, y nos da el siguiente cuadro en el que aparecen representados los 21 individuos estudiados por él:

Exclusivamente pasivos ……………………………… 3
Exclusivamente activos ………………………………. 1
Activos y pasivos ………………………………………… 17

Esta rígida y supuesta división de los roles desempeñados por los homosexuales, ha sido utilizada por la mayoría de las disciplinas que abordan esta temática y se mantuvo hasta hace muy poco en gran parte de los estudios de este tipo. Tal concepción viene desde el positivismo en que se concebían a los sujetos sociales, en la clásica división de explotadores y explotados, fuertes y débiles, en fin. En materia sexual, la teoría falocéntrica toma estos postulados y la penetración adquiere una connotación política e ideológica en tanto tiene el poder sobre los penetrados, o sea, sobre las mujeres y los homosexuales. Esto ha llevado a muchos hombres que han tenido sexo con otros – sin haber sido penetrados – a pensar que los homosexuales son otros y no ellos.

Respecto a la modalidad activa de la pederastia, Montané señalaba que no tenía signo alguno característico. Luego, se detiene a analizar a los pederastas pasivos y repara en el estado de las nalgas y el ano. Apunta que únicamente en seis casos se encuentran excesivamente desarrolladas las nalgas. Y da como características generales el relajamiento del esfínter y la caída de los pliegues. Pero el signo más constante de todos es la dilatación del ano. En la mitad de ellos, la separación de los glúteos determinaba el lagrimeo del orificio entreabierto.

En el texto aparecen algunas historias de vida. La más interesante resulta la de J. S. P., Princesa de Asturias, un joven de 24 años de origen español que, según el científico, es el único que sabía leer y escribir. Confiesa este joven homosexual: “¡Y es que he nacido con el vicio que me domina! Jamás he tenido deseos sino por las personas de mi sexo, y desde pequeño me agradaba vestirme de niña y dedicarme a los quehaceres de la casa. A los 13 años hice mi travesía a América y fue a bordo donde por primera vez conocí los contactos del hombre. Mi aprendizaje en esta materia se continuó en los distintos establecimientos donde me colocaba mi tío. En ellos, no tardaba en experimentar caricias íntimas, ya del principal o más a menudo de los dependientes; porque en casi todos los establecimientos donde viven muchos empleados hay matrimonios (…) Abandoné las tiendas para entrar en diferentes fábricas de tabaco. Pero en ellas era tratado sin piedad desde que dejaba adivinar mi vicio (…) Algunas veces me hacía violencia, pero en el mismo instante en que no pensaba en nada, encontré siempre algún camarada que me ponía en excitación y me hacía volver a la mala vida (…) tuve que sufrir un encierro de 14 meses en el Asilo de San José: aún ahí mi mala estrella me hacía entrar en un verdadero centro de pederastia. Al fin salí y, ante el desprecio que me hacían en todas partes, porque era muy comprometedor, me decidí a poner cuarto. Desde entonces he podido recibir con completa seguridad a mis amigos y protectores que son en su mayor parte militares o gentes de comercio, haciendo todos, o casi todos, en mi casa el papel pasivo, aunque también yo me presto a la misma fantasía, según el deseo de los aficionados. ¿Por qué me han arrancado violentamente de aquella existencia tranquila para encerrarme en esta prisión? Yo estaba tranquilamente en mi cuarto con algunos compañeros cuando llegó la policía y nos prendió brutalmente. ¿Por qué únicamente nos han cogido a nosotros? ¡Hay tantos individuos que hacen lo que nosotros y que se pasean libremente por las calles! Y, permítame usted una pregunta: ¿qué han ganado en encerrarnos? Fuera, nuestro vicio es facultativo; aquí es obligatorio y raro es el día en que no tenemos que pasar por las horcas caudinas de algún presidiario!” (27)

De este relato me interesa destacar algunos elementos. Primero, este individuo está tan socializado e influenciado por los discursos de poder que considera que la homosexualidad es un vicio y que su actitud es propia de la mala vida. Además, nos está diciendo que la homosexualidad no es propia de una clase determinada, sino que se observa en toda la estructura social. Por otra parte, nos corrobora, una vez más, el doble nivel de moralidad de esta sociedad, pues los individuos que frecuentaban su casa eran elementos del gobierno y militares que ostentaban cargos públicos.

Generalmente, estos sujetos no dan riendas sueltas a sus instintos homosexuales, sino que lo hacen en la clandestinidad, pues casi siempre tienen familia, para salvaguardar la honra y el prestigio social; incluso, en muchos casos, para disfrutar de las posibilidades que brinda el ámbito familiar. Por otra parte, en esta Isla en aquella época los cargos públicos casi siempre eran otorgados a los varones que demostraran una masculinidad visible e incuestionable, con una conducta acorde con las costumbres y la moral de entonces.

El joven cuestiona el procedimiento de las autoridades que lo trataron de manera agresiva y que se le haya privado de su libertad, manifestando que en las calles existen muchos otros que hacen lo que ellos y andan libremente. De esto se puede inferir que la homosexualidad era una práctica común en aquella sociedad; pero que no existía, como no existe una tipología única de los homosexuales. O sea, se contemplaba y reprimía sólo a los homosexuales de una identidad genérica indicadora, visualmente, de rasgos marcadamente femeninos. La bisexualidad o la homosexualidad – sin rasgos distintivos y no declarados al medio social – no era tenida en cuenta en los estudios que trataban la temática, ni era oficialmente reprimida.

PARA CONCLUIR

Hasta aquí podemos decir que la homofobia ha sido una característica de nuestra cultura y de nuestro comportamiento genérico y sexual, y que viene manifestándose desde la formación de esta isla como nación desde el siglo XIX, aunque no se ha manifestado de manera uniforme, sino que se ha visto moldeada con el paso del tiempo, al punto que hoy tiene otros matices.

En el siglo XIX en Cuba la homofobia se manifestaba a través de diversas vías y canales, ya fueran institucionales o individuales, articulados en el dispositivo de la Policía del sexo e interesados todos en reducir a la homosexualidad tras rejas y balaustres y condenada a ser abordada de puertas adentro.

La Iglesia Católica expresaba su rechazo a los homosexuales a través de postulados androcéntricos justificados teológicamente; por otra parte, en el estado en que estaban las ciencias, los escritos de la época estaban limitados por esas mismas concepciones religiosas.

El Derecho contemplaba a la homosexualidad como una figura delictiva, con embargo de bienes y la privación de libertad para estas personas. Luego, la medicina también se sumó a esta segregación. Los estudios médicos al respecto carecían de seriedad, considerando a la homosexualidad como una enfermedad, en el mejor de los casos.

Ahora bien, si queremos arribar a una concepción despojada de prejuicios, debemos pensar que la homosexualidad debe definirse no como un tipo de conducta sino como una condición caracterizada por una inclinación psicosexual hacia otros del mismo sexo. Aunque sería interesante negar ese mismo concepto. Su insuficiencia para describir o dar cuenta de ese tema hoy día se hace cada vez más evidente. Es un concepto que no se adecua a la diversidad de las experiencias sexuales que ocurren entre personas del mismo sexo.

El concepto de homosexualidad es esencialista y está marcado por el prejuicio desde su surgimiento, por una forma machista de ver el mundo. Y como apunta Jurandir Freire Costa, es un concepto que homogeniza la experiencia de todo y cualquier homosexual, sin dar cuenta de la extrema diversidad de la misma; esencializa la diferencia de forma y la naturaliza, de ahí la condición necesariamente inferior que la homosexualidad asume frente a su opuesto, la heterosexualidad. (28)

La homosexualidad es una condición y una identidad sexual y genérica diferente a la que comúnmente estamos adaptados a aceptar, pero no es anormal ni desviada. La sexualidad humana no es única ni homogénea; podría decirse que existen diversas sexualidades o diferentes tipologías o maneras de manifestarse. Con esto quiero decir que dejemos a un lado los criterios decimonónicos de limitarnos a la idea de que ser homosexual implica necesariamente tener una identidad genérica asociada a lo femenino en el caso de los hombres, y masculina en el caso de las mujeres homosexuales. Cuando aprendamos a identificar y a reconocer socialmente a estas personas como tal, habremos comenzado a reivindicar un tanto las actitudes homofóbicas y discriminatorias que han marcado nuestro pasado histórico. Nuestra “nación sexuada” ha tratado de excluir a los homosexuales. Pero es que una nación no se debe construir sobre la base de la segregación, la exclusión y la discriminación, pues estaría condenada al fracaso.

La historia de la sexualidad en Cuba está por escribir aún. Cuando, al fin, los académicos e investigadores cubanos decidan llevar a cabo esta difícil empresa, será imposible soslayar el tema de la homosexualidad, aunque conseguir datos de época parece más difícil aún. Considero que es medular para poder entender nuestra cultura y comportamiento genérico sexual.

Quizás sería interesante realizar un estudio estadístico acerca del índice actual de la homosexualidad en Cuba; probablemente, los resultados podrían ser sorprendentes. Pero obtener datos fehacientes impondrían grandes dificultades, pues nuestra sociedad – pese a los cambios que, lógicamente, se han producido a lo largo de la historia – sigue siendo fundamentalmente androcéntrica y homofóbica. El dispositivo de la Policía del Sexo permanece aún activado en nuestra cultura, condicionando el “quiero ser” al “debo ser”. Hoy día la homosexualidad no es considerada un delito, pero aún está condenada a ser una subcultura en nuestro medio social.

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(1) Para más información véase Manuel Moreno Fraginals.: El Ingenio, La Habana, Editorial Ciencias Sociales, 1978. el autor señala que en la primera mitad del siglo XVIII había un cierto equilibrio en la composición porcentual de los sexos en las dotaciones y un número relativamente alto de niños, pero que a partir del boom azucarero, al instaurarse la manufactura de nueva planta y la explotación extensiva de tipo carcelario, se suprime casi en su totalidad la importación de mujeres. La carencia de mujeres en las dotaciones de esclavos, sin lugar a dudas, hizo que afloraran las violaciones, la masturbación y la homosexualidad. En un informe del marqués de Cárdenas de Monte-Hermoso, afines del siglo XVIII, se plantea la inconveniencia de que los esclavos queden a solas con el cadáver de una negra, porque le pueden hacer el acto sexual. De origen azucarero son los términos, palo (coito), tumbadero (casa de prostitución o casa de citas), botar paja (masturbación), bollo (vulva), paila (nalga). En este ambiente de represión, hasta la terminología de los castigos a los esclavos pasa a integrar el léxico sexual. Cuerazo (forma habitual de llamar al latigazo, se transformó en coito, siendo hoy frecuentes las expresiones ‘dar cuerazo’ o ‘echar un cuerazo’), entre otras.

(2) Miguel Barnet: Biografía de un cimarrón, La Habana, Editorial Ciencias Sociales, 1986, pp 38-39

(3) Ibídem, Op.cit., p. 170

(4) Fermín Valdés Domínguez. Diario de Soldado, La Habana, Centro de Información Científico y Técnica, T I, 1972, p. 388

(5) Serafín Sánchez: Héroes humildes y los poetas de la guerra, Habana, Imprenta de Rambla y Bouza, 1911, pp 41-42

(6) Ibídem, p. 107

(7) Michel Foucault: História da sexualidade. A vontade de saber. T 1, Rio de Janeiro, Edicoes Graal, 1997, p. 30

(8) Idem, p. 28

(9) Para más información, véase: Oscar Guash: “Para una Sociología de la Sexualidad”, En: REIS, Revista Española de Investigaciones Sociológicas, No. 64, octubre-diciembre de 1993. Este es un artículo muy interesante y que me ha ayudado mucho para la realización de este trabajo

(10) La Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba produjo numerosos trabajos que tratan de explicar científicamente la inferioridad del negro y su propensión a la criminalidad, los vicios y la mala vida. Para más información véase: Actas de la Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba, La Habana, 1966.

(11) Este texto es parte de una serie que incluye otros cuatro: “Nobleza mal entendida”, “La educación de los hijos”, “La confusión en los trages” y “Carta crítica de la vieja niña”. De los focos que suscitaron los discursos constitutivos de la sexualidad durante este período, la prensa periódica fue uno de los más significativos. A través de las máximas morales y la crónica costumbrista fundamentalmente, las cuestiones sexuales se convirtieron en un leit motiv de casi todos los periódicos y folletos. Como se conoce, la prensa es un agente de socialización nada despreciable y, en la época a la que hago alusión, constituía el medio de comunicación más importante; incluso, lo relativo a legislaciones coloniales se publicaba en periódicos. La letra impresa – censurada, por supuesto – fue un instrumento clave en el diseño de la sexualidad que se quería para la nación.

(12) Cintio Vitier, Fina García Maruz y Roberto Friol: La literatura en el Papel Periódico de La Habana, La Habana, Letras Cubanas, p. 75

(13) Aunque utilizo el término homosexual, debo decir que el mismo no será acuñado hasta 1869 por el médico húngaro Karl Benkert. A fines del siglo XVIII y principios del XIX en Cuba se utiliza el término petimetres para referirse a los homosexuales. El término llega a la Isla a través de España. Se dice que comenzó a ser utilizado en la Metrópoli en el siglo XVIII, en los tiempos en que el cortejo cumplió una función social importante, cuando las señoras casadas sujetas al código del honor matrimonial de tiempos anteriores podían tener un “amigo” que asistiera a su tocador, las acompañaran al teatro y a la iglesia, conversara con ellas, entre otras cosas. Para más información véase Carmen Martin Gaite: Usos amorosos del dieciocho en España, Madrid, siglo XXI, editores de España SA, 1972

(14) Team Van Dijk: En conferencia titulada “Las Relaciones entre ideología y discurso”, dictada en el Instituto de Literatura y Lingüística el 18 de diciembre del 2001

(15) Cintio Vitier, Fina García Maruz y Roberto Friol: Op. Cit. P. 76. El subrayado es mío.

(16) Ídem, pp. 76-77

(17) En Cuba, además de petimetres, a los homosexuales se les atribuyeron otros calificativos de manera peyorativa y discriminatoria, utilizando muchas veces la burla y la sátira para ello. Se les conocía como currutacos, pirradas, señoritos del ciento en boca y señoritas de nuevo cuño, saltimbanquis, chisgarabises, monuelos, monos, figurillas, liliputes, éticos, fletes, fletillos, pichones, sietemesinos, mosca en leche, perita en un plato, niños góticos, pisaverdes, usías, toninos, dandys de la high-life, lechuguinos, , milflores, gomosos, pollos, entre otros. Estos términos fueron tomados de Fernando Ortiz, Los negros curros. La Habana, Editorial Ciencias Sociales, 1986, p. 20.

(18) A las mujeres homosexuales en el lenguaje coloquial cubano se les denomina tortilleras.

(19) En: Archivo Nacional de Cuba (ANC). Fondo Asuntos Políticos, leg. 20, exp. 2. Por otra parte, en el Fondo Misceláneas de Expedientes existe otro expediente referido al destierro de Enriqueta Fabert. Para más información véase: ANC, Fondo Misc., Leg. 3483, exp. Bl.

(20) Ibídem

(21) Este decreto estipulaba, entre otras cosas, la entrada al recinto universitario de mujeres y mulatos.

(22) En: ANC. Fondo Asuntos Políticos, leg. 20, exp. 2

(23) La obra de Tardieu consta de tres partes. La primera está dedicada a los ultrajes públicos contra el pudor, la segunda sobre la violación y la tercera sobre la pederastia (homosexualidad)

(24) Idem, p. 581

(25) Víctor Fowler: “Homoerotismo y constitución de la nación”. En: La Gaceta de Cuba, no. 1, enero-febrero 1998.

(26) Luis Montané, Op. Cit. P. 586

(27) Idem. p. 583-584

(28) Jurandir Freyre Costa : A Inocencia e o Vício : estudos sobre o homoerotismo, Rio de Janeiro: Relume-Dumará, 1992.

Feminismo y masculinidad: ¿mujeres contra hombres?

Feminismo y masculinidad: ¿mujeres contra hombres?

Por: Julio César González Pagés
Profesor. Universidad de la Habana.
Tomado de: Revista Temas, número 37-38/Abril-Septiembre 2004


Los hombres no acostumbramos a escribir sobre nuestra historia emocional. Preferimos resaltar los valores vinculados a la beligerancia. Cuando las mujeres han intentado desvirtuar este discurso androcéntrico han sido tachadas como locas, brujas o hechiceras. Ante esa prédica patriarcal, las cubanas, desde la colonia respondieron con posiciones feministas que contrarrestaban la infamia desatada contra ellas.

En opinión de la profesora universitaria Teresa Díaz Canals en la mujer se polarizan los conflictos morales de la Cuba colonial (1) Una de las grandes escritoras hispanas del siglo XIX Gertrudis Gómez de Avellaneda, aún esta pagando la osadía, de colaborar en Francia, España y Cuba con todo un movimiento de ideas que atacaban a la masculinidad hegemónica. Ni siguiera el héroe nacional cubano José Martí pudo sustraerse del prejuicio de ver en la mujer el centro de los preceptos morales. Martí al comparar Avellaneda con otra escritora cubana contemporánea Luisa Pérez de Zambrana llegaría a expresar:

“Hay un hombre altivo, a las veces fiero, en la poesía de Avellaneda hay en todos los versos de Luisa un alma clara de mujer (...) No hay mujer en Gertrudis Gómez de Avellaneda: todo anunciaba en ella un animo potente y varonil; era su cuerpo alto y robusto, como su poesía ruda y enérgica. La Avellaneda no sintió el dolor humano: era más alto y más potente que él” (2)

La descripción sepultó a Avellaneda como paradigma. Una mujer: fiera, potente, varonil, alta, robusta, ruda y enérgica se alejaba de cualquiera de los estereotipos asignados o preconcebidos para la aceptación de la mujer. La masculinidad de Avellaneda invalidó su feminismo para la historia.

Las reflexiones en torno a la diferencia creada entre los diseños sociales de mujeres y hombres ocuparon de forma paulatina un espacio en la prensa cubana decimonónica. Otra importante escritora cubana del siglo XIX, Aurelia Castillo, en un editorial que tituló “Esperemos” del periódico El Fígaro, del 24 de febrero de 1895, alegaba al respecto:

¨Una gran revolución, operase entre otras varias en nuestros días, la mujer reivindica sus derechos. Ella ha sido la última sierva del mundo civilizado. Aun algo peor que eso: ella ha sido hasta ahora la soberana irrisoria de una sociedad galante y brutal al mismo tiempo. Las leyes tiraron una línea entre el hombre y la mujer, y sobre esa línea alzaron las costumbres elevadísima e infranqueable muralla .La mujer hubo de acatar leyes en cuya confección no tomaba parte. Sus destinos se decidieron sin consulta para nada y decretada quedó su eterna minoría, su posición de perpetua protegida, posición humillante que deja ancho campo a todos los abusos y cuyos resultados finales y ineluctable es la postración de la voluntad , si no la pérdida completa de la dignidad, ahogada entre ruines defectos de los que viven sojuzgados(3)

Aurelia habla de la división de la sociedad en el espacio donde la mujer no participa y a las que solo el hombre guerrero tiene derecho acceso, quien no paga su contribución de sangre no puede tener voz ni voto en los destino de la nación .El matrimonio es la gran carrera de la mujer objeto de lujo y ostentación la lucha no es contra el hombre sino contra la ignorancia (4)

El matrimonio como institución que subordinaba a la mujer como propiedad de su pareja fue duramente criticado por importantes intelectuales cubanos. (5) Este movimiento de inconformidad contra el contrato matrimonial permitió que, en 1918, Cuba se convirtiera en el primer país hispanoamericano en lograr la ley del divorcio. (6) Antes de esta aprobación los hombres tenían el triste privilegio de poder asesinar a su mujer por el supuesto delito de infidelidad y tan solo recibir la ridícula pena del destierro. Esta ley era desigual para ellas, que no tenían ante la supuesta traición marital similar respaldo legal. (7)

El movimiento feminista como corriente de ideas políticas y filosóficas fue muy cuestionado en Cuba porque sus objetivos atacaban el poder de los hombres. La prensa cubana dirigida por ellos, salvo excepciones, mostraba muchas reminiscencias para este modelo de cubana trasgresora pues suponía un ataque a la virilidad criolla acostumbrada a que el papel de la mujer fuera el de objeto de belleza y sumisión.

La revista habanera Fémina, en 1910, satirizaba con un recurso muchas veces utilizado en Cuba: poner un mundo gobernado por mujeres, asumiendo la postura de ellos .Sin dudas, este criterio es ideal para desarticular las posiciones políticas de las feministas. El articulo referido se titulaba “La talla de las mujeres” y planteaba los siguientes criterios:

“¿No contentándose ellas, con ser las más bellas, van a ser más fuertes que los hombres? Hoy en día la mujer tiende a desinteresarse de todo sostén y protección ¿qué implica esto? Que van conociendo su superioridad sobre el hombre. Mañana quizás (...) el hombre será desgraciado. La mujer hará humillarse ante ella al débil siervo temblando a su presencia (...) Tendrán que invertirse las costumbres y habrá que protegerlos como hoy se hace con las mujeres (...) mientras las mujeres están en la oficina (...) el marido cuidara de la mamita en su casa y lavara las medias a los chiquitines, entreteniéndose para que no den mucha guerra y cuando venga su mamá lo encuentres limpios. Los domingos cuando el hombre se halla portado bien durante la semana, saldrá de paseo con su mujer, que los llevara al teatro y este lucirá un bastoncito comprado en la víspera por su compañera al paso por un bazar de juguetes”(8)

Transcurre el tiempo, pero esta idea en los medios de comunicación cubanos se ha seguido abordando de forma similar. El cine cubano de finales de los ochenta aportó, desafortunamente, la película Sueño Tropical, cuyo guión parecería apoyarse en el texto anteriormente referido.

El tema, aun poco debatido y no resuelto, plantea la interrogante sobre si los hombres pueden ser feministas La actitud solidaria mostrada por algunos intelectuales hacia los Congresos de Mujeres, de 1923 y 1925, incitó a las organizadoras de los mismos a crear el curioso término de “congresistas adictos”. Con este calificativo denominaron a prestigiosas figuras de la intelectualidad como Fernando Ortiz, Juan Marínelo, Ramiro Guerra, Arturo Montori y Raimundo Lazo. (9)

Una de las oradoras mas polémicas de los Congresos, la periodista Mariblanca Sabas Alomá, en un texto de 1920, titulado: “Masculinismo No! Feminismo!”, afirmaba como respuesta al ataque de la prensa sobre su supuesta masculinidad que:

“Los hermanos espirituales de Don Juan que inmortalizo Zorrilla -Tantos por desgracia -ponen el grito en el cielo cada vez que oyen decir de una mujer que es feminista !!Oh!! la plaga !!Que horror!! las feministas (...)Tiemblan al pensar que la mujer deje de ser algún día el quebradizo bibelot con que ellos juegan , tiemblan ante el temor de que se desaparezca la hembra para dar paso a la mujer Que queremos masculinizarnos ¡no! queremos simplemente hacernos dignas del hombre y al decir el hombre nos referimos al hombre que piensa que trabaja , que aspira , que progresa , al hombre que se desvela por remediar los males de la humanidad , que labora incesante por nuestro perfeccionamiento , ellos , los hombres de talento y de altezas miras , no se asombran , como los hermanos espirituales de don Juan , cuando oyen decir de una mujer que es feminista , sino que por el contrario , lo apoyan y lo admiran .....¿necesitamos, para lograrlo “masculinizarnos ?No al contrario Necesitamos ser más mujeres que nunca, necesitamos “feminizarnos” (10).

Todo indica que viejos debates abren nuevas perspectivas para discutir sobre los modelos de masculinidad que se han desarrollado históricamente en Cuba. La falta de memoria histórica o “memoria rota”, como muy bien definiera el ensayista puertorriqueño Arcadio Díaz- Quiñónez (1993), sobre temas que cuestionan la hegemonía de las corrientes de pensamiento relacionadas con los hombres y su poder, siempre han vinculado al Feminismo a una cuestión menor. (11)

Este movimiento de liberación de las mujeres en la década de los sesenta no solo fue relacionado con ellas; implicó también un desafío a los hombres y sus masculinidades.

Si bien muchos de los congresos o talleres sobre masculinidades empiezan a rechazar o ignorar este legado, como si se tratara de un momento de venganza; las posiciones y expresiones misógenas dentro de los mismos tienen un inusual protagonismo. Es lamentable que los pasos en aras de construir un diálogo se convierta en lo contrario. (12)

Aún sucede que cuando se escucha hablar de feminismo o machismo se identifican los términos. Una colega historiadora me decía: “tú trabajas el feminismo, que es el machismo de las mujeres”. Tal afirmación demuestra la orfandad intelectual y académica sobre el tema, lo cual hace más complicado el poder asumir la masculinidad desde la pespertiva de género.

Uno de los principales debates teóricos de las ciencias sociales de finales del siglo pasado fue la inserción del enfoque de género en todas las áreas de investigación. Esto se tradujo en un mayor interés de las publicaciones periódicas en referenciar el tema con números monográficos o dentro de las Editoriales y sus colecciones específicas dedicadas a este tema. (13). Pero el aumento de publicaciones, en Cuba, ha sido de forma general ínfimo.

Denominador común en seminarios y conferencias sobre mujeres y género, es el listado de ponencias con títulos muy sugerentes, pero con los errores teóricos más variados. Muchos conceden poco prestigio a los debates. Argumentan escaso rigor e incapacidad para lograr un aparato teórico metodológico que vaya más allá de los chistes alrededor del sexismo en el lenguaje y la utilización de los vocablos los y las (14) o la sustitución de la palabra mujer por la de género. No obstante los ponentes validan su presentación con el argumento de haber utilizado la perspectiva de género. ¿Cuál es esta perspectiva tan divina que aparece sólo referida como nombre y no utilizado como corpus de la investigación? Sin dudas que la inmadurez en la utilización de le teoría hace pensar que las sustituciones semánticas de palabras logran interpretaciones certeras de problemas en las ciencias sociales

Las publicaciones de corte académico o divulgativo (15) y los talleres han permitido acercamientos más profundos en temas de interés para los hombres. Como resultado ya es notable un cambio de perspectiva en determinados grupos.

Escribir sobre Masculinidades ignorando todo el pasado feminista me parece un grave error conceptual, que cada día se propaga más en grupo de estudios interdisciplinarios, sobre todo en el mundo anglosajón. (16)

Por eso es importante definir lo que estamos haciendo en los estudios de masculinidades, los cuales son de reciente inserción en la inmensa mayoría de los países de América Latina. En los últimos veinte años solo un pequeño porciento de los hombres en el mundo se ha relacionado con los llamados movimientos de varones, teniendo una mayor aceptación en los países occidentales.

Las estrategias de estos grupos se han desarrollado alrededor de cuatro ideas básicas. La primera y mas difundida tiene en el fundamentalismo machista su base de reivindicación, exhortando a los hombres a perpetuar los roles tradicionales de discriminación contra las mujeres. Se oponen a todo hombre alejado de la imagen tradicional de masculinidad hegemónica, la cual no admitirá ninguna deformación de la misma. Su lucha se extiende contra los derechos de los homosexuales, los inmigrantes y cualquier otra manifestación que ellos consideren deformadas.

Otra perspectiva estimula los derechos de los hombres alentando la idea de que si el feminismo sirvió como plataforma reivindicadora para los derechos de las mujeres, los llamados Men’s Rights servirán para defender derechos usurpados a los hombres como: 1-poder demandar a las mujeres por su violencia invisible, 2- romper el monopolio feminista sobre las investigaciones de genero,3- lograr la custodia de hijos e hijas en plena igualdad legal con las mujeres y 4- tener derecho a una ley de paternidad plena.

Una tercera posición Profeminista aparece muy vinculada a los movimientos de mujeres de los setenta, asociado a los grupos que luchan por los derechos civiles. El profeminismo alcanza poca representatividad dentro del debate académico y dentro de los movimientos de los hombres.

La cuarta idea, la más antigua, de estos grupos es la mito poética que contó con bastantes influencias en los años ochenta, fundamentalmente en los Estados Unidos, lideradas por el poeta Robert Bly quien trato de reencontrar la energía masculina en tiempos de feminización de los hombres.

Masculinidades en Cuba. Un debate que comienza.

Los estudios de masculinidad en Cuba comienzan a tomar cuerpo en la segunda mitad de la década de los noventa, del siglo pasado. Pioneros en este ámbito fueron las investigaciones de Patricia Ares (Universidad de la Habana), Ramón Rivero (Universidad de Villa Clara “Marta Abreu”), Maria Teresa Díaz (CENESEX), y Mayda Álvarez, (Centro de Estudios de la FMC). Mientras que Ares y Rivero enfocaron sus estudios al tema de la paternidad, Díaz y Álvarez orientaron los suyos a la sexualidad y la construcción social de la masculinidad. (17)

Más tarde, con la llegada del nuevo milenio comienzan a aparecer talleres que intentan promover el debate sobre un tema inédito aún a escala social. Ejemplo de dichos trabajos son los talleres: “Masculinidades y violencia en los jóvenes” (2002), del Proyecto “Maria Luisa Dolz” de la Escuela de Capacitación de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) “Fe del Valle”, y “Masculinidades y Cultura de Paz” (2000-2004) de la Comisión Género y Paz del Movimiento Cubano por la Paz. (18)

Estas instituciones han convocado sistemáticamente talleres con trabajadores sociales, estudiantes universitarios, policías, reclusos, dirigentes locales, entre otros, con la idea común de debatir sus principales problemáticas, y proponer alternativas de cambio. La primera de las ideas es relacionarlos como amigos, cuestión muy complicada por el sesgo machista que aún tenemos los varones en nuestro comportamiento. En muchos casos, las relaciones de amistad entre hombres son muy competitivas.

En estos grupos aprendemos a intimar, descubrirnos y contarnos cosas de nuestras vidas que en otras circunstancias no lo haríamos. Es muy raro que un hombre, ante cualquier problema de trabajo, de estrés, o depresión vaya a llorar al hombro de un amigo a confesar sus frustraciones. Regularmente como se nos construye socialmente para rivalizar, el hombre debe cuidarse de no tener puntos endebles. Ni siguiera a los amigos, se puede mostrar algún grado de vulnerabilidad.

Los hombres se socializan más fácilmente en temas como deportes y logros económicos. El deporte, particularmente, juega un papel fundamental en la socialización de la masculinidad entre los jóvenes. Se intuye que un joven con dotes para el deporte estará más preparado para enfrentar las durezas de la vida. Este ideal, heredero del olimpismo griego, propicia la necesidad de ser excelente en algún deporte, con la esperanza de granjearse el reconocimiento de los demás.

Aunque el desarrollo sostenido del deporte en Cuba, alcanza las más diversas disciplinas, el béisbol como deporte nacional, es el que más pasiones despierta en los debates. Las peñas beisboleras, presentes en casi todos los municipios de la Isla, son espacios donde se socializan muchas opiniones.

Sobre el tema del estatus económico urge indagar en cómo los patrones culturales obligan a los hombres a responder al arquetipo de buen proveedor del hogar. Para ello se pone a prueba la capacidad de obtener bienes materiales. El éxito se corresponderá entonces con la realización económica, muchas veces marcada por la angustia de obtener dinero. En una sociedad con adversas coyunturas económicas se hace muy visible la competencia por obtener los empleos más remunerados.

El arte es otra de las actividades donde es común ver a los jóvenes incursionar en la búsqueda de prestigio social. Si bien es cierto, que manifestaciones como el ballet clásico tienen menos aceptación por aquella suspicacia de una posible conversión a la homosexualidad, otras actividades como la música despiertan en los varones desde temprana edad la curiosidad y el interés por prepararse y alcanzar un lugar de privilegio.

Los medios de comunicación en Cuba siguen jugando un papel protagónico en la transmisión de valores relacionados con las masculinidades hegemónicas. Cuando uno lee una noticia, oye la radio o ve un programa televisivo advierten preceptos machistas. Es evidente que la cultura profesional de los comunicadores enraíza prácticas e imaginamos que tienden a perpetuar los modelos de masculinidad vigentes. El fenómeno no es una singularidad mediática cubana. De las más variadas maneras los grandes y pequeños emporios de la comunicación mundial masifican la idea de que la igualdad entre hombres y mujeres puede llegar con tácticas simplistas, como crear revistas destinadas a los hombres; donde la imagen y el cuerpo son lo más importante. (19)

El resultado de las encuestas que hemos realizado entre los participantes en los talleres aún no nos permite establecer conclusiones definitivas. No obstante, si podemos establecer algunos parámetros de comportamiento en diferentes segmentos de la sociedad.

Los más jóvenes, por ejemplo, establecen sus propias angustias masculinas con la mira en el “cómo serᔠel futuro. Temen al alcoholismo, la violencia física y la drogadicción. Rechazan la desvinculación laboral, pero sus expectativas se orientan a opciones, donde puedan tener acceso a los dólares. Por ello, muchos aspiran a incorporarse a sectores que como la industria turística, garantizan un estatus económico muy favorable en las actuales condiciones de Cuba.

Las masculinidades de los cubanos se enfocan según la función social del individuo y de lo que esta le exige como comportamiento socialmente aceptado. Por ejemplo: un hombre será muy bien visto si cumple su rol de buen padre proveedor, cuadro político abnegado, joven o adulto exitoso en los estudios, mujeriego, músico, deportista o artista.

Sigue siendo representada la masculinidad hegemónica en Cuba por los hombres blancos, citadinos y heterosexuales. Parece contradictorio que una Revolución, que rompió con los más disímiles estereotipos, no haya podido desconstruir tal modelo. Sucede que estos procesos interactúan en las complicadas matrices de las identidades masculinas, poco dadas a los cambios por decretos. Aunque en estos años se hayan estipulado leyes, disposiciones e instrumentos legales contra la discriminación, las exclusiones sociales, raciales y de género se vertebran en mecanismos no muy fáciles de desmontar. Incluso, a pesar de que hoy la sociedad cubana es mucho más multirracial y diversa en su sexualidad, que en épocas anteriores, el mito del príncipe azul aún perdura en muchas mentes. Las madres añoran para sus hijas un “hombre de éxito”, a la usanza del diseño de la masculinidad hegemónica. Tal prototipo debe cumplir con las expectativas económicas, físicas y emocionales que se han relacionado anteriormente.

Curiosamente, comienza a percibirse cierta aceptación a modelos antes severamente censurados por la sociedad como es el caso del llamado “pinguero” (trabajador sexual) quien en ciertos sectores sociales y familiares es bien recibido. Por otra parte las masculinidades marginadas por los jóvenes estarán influenciadas por criterios homofóbicos donde homosexuales, y travestís son los más rechazados. De manera general los hombres temen a los arquetipos masculinos desfavorables sobre todo si están relacionados con la diversidad sexual y el feminismo. Aunque estos temas comienzan a tener alguna presencia estable en los eventos organizados por las diferentes instituciones académicas que abordan los Estudios de Géneros en el país, todavía son pocos los espacios de debate. (20)

Un miembro ilustre

Uno de los temas mas controversiales que se debaten en la discusión sobre las masculinidades es la relación del hombre y su sexualidad. Nosotros tenemos toda una mítica relacionada con la sexualidad y el supuesto extraordinario comportamiento de los hombres cubanos, fomentado con imaginarios que le dan atributos de excepcionalidad a sus penes.

La relación entre el hombre y su pene es algo que va más allá de cuestiones sexuales o biológicas. La cultura de la masculinidad latina le rinde un desmedido culto al órgano sexual masculino, el cual es nombrado de disímiles formas, pero en casi todos los casos tiene que ver con objetos potentes y seguros. (21)

Es esta expectativa la que deben asumir los niños desde que advierten su “miembro”, otro de los nombres más usados, lo que tampoco deja duda de la jerarquía del mismo, y del afán que despierta desde que se hace visible.

En una investigación titulada “Sexo Tropical: El Tamaño del pene en la imaginería de estudiantes universitarios de la Habana”, de la periodista cubana Aloyma Ravelo, se expresa: “El hombre cubano es desde niño, socializado para demostrar su hombría y poder sexual, a partir de sus dimensiones penianas.”(22)

Poseer un pene grande le abre al futuro hombre los caminos de la sexualidad pues, por supuesto, mientras mayor sea su diámetro más resaltará su virilidad. En tres encuestas realizada en talleres de Masculinidades, efectuados en la Ciudad de la Habana, se pudieron corroborar muchos de estos criterios.

Las encuestas fueron aplicadas a 173 hombres y 57 mujeres de nivel medio y universitario con diferentes profesiones, y una conformación racial de 119 personas blancas, 88 negras, y 23 mulatas y asiáticas. Las edades oscilaron entre los 22 y 45 años. Sobre el mito de las dimensiones del pene las encuestas situaron en primer lugar a la raza negra como la portadora de los más grandes, con un resultado del 71 por ciento, y argumentando que señalaban esta raza por su fortaleza genética, y por el origen africano.

El cuestionario también develó que el 65 por ciento de las mujeres encuestadas preferían los hombres con penes grandes, opinión contraria a las que escuchamos en muchas conversaciones anteriores a la encuesta, con mujeres de forma individual quienes decían no importarles la cuestión del diámetro y que los valores espirituales eran más importantes. Tal contradicción indica la complejidad de los imaginarios culturales contemporáneos, así cómo la necesidad de abordarlos desde un punto de vista holístico.

Esta contradicción en occidente tiene lecturas desde la literatura libertina del siglo XVIII propuesta por El Marqués de Sade en Francia. En la obra de Sade La filosofía en el tocador desde la frase introductoria se advierte “la madre prescribirá a su hija la lectura de este libro” y mas adelante dirige un discurso a hombres y mujeres donde plantea ,¨A vosotros, voluptuosos de todas las edades y de todos los sexos , sólo a vosotros ofrezco este libro :nutríos de sus principios , que favorecen vuestras pasiones ; pasiones con las que fríos y ramplones moralistas os espantas y que sólo los medios que utiliza la naturaleza para lograr que el hombre llegue a comprenderse como ella misma lo comprende ; escucha únicamente a esas deliciosas pasiones ; su órgano es el único que ha de conduciros a la felicidad”(23)

El criterio falocéntrico en esta obra de Sade representa un diseño masculino, partiendo de la diferencia biológica que coloca al pene como centro del mundo. El investigador Víctor Seidler ha cuestionado la Ilustración por su propuesta de identificar la masculinidad con la razón y la organización de la sociedad en torno a los intereses de los hombres. (24)

La falta de relación de los penes con la estética actual de la cultura, no permite la integración del cuerpo masculino a las artes sin dejar a un lado la morbosidad o la iconografía sadomasoquista propuesta por el artista norteamericano Robert Mapplethorpe (25)

Estando en Barcelona, en junio del 2003, fui a ver la puesta en escena de Las marionetas del pene, versión española de la obra Puppetry of the penis de los australianos Simón Morley y David Friend, montaje que versa sobre las habilidades del pene que los actores convierten en verdaderas marionetas y le dan forma de torre Eiffel, el monstruo del lago Ness, un pelicano, una hamburguesa. Una vez más constataba la utilización del pene como objeto icono de poder. La única actriz femenina en el escenario, Roser Pujol, opinaba al diario El País “que Las marionetas del pene son muy recomendables para que las marujas aprendan a ver el sexo de una forma mucho más natural, tiene un punto terapéutico” (26) La opinión de la actriz deja de nuevo a las mujeres reflexionando sobre cómo complacer a los penes; sin embargo los hombres quedan en el desconocimiento sobre su cuerpo, su sexo, y su relación para el disfrute sexual con su pareja.

No obstante muchos hombres que no están de acuerdo con este tipo de espectáculo se atreven a reaccionar como lo hizo Vicente Verdú en su comentario “El pene y su sombra”, publicado en el diario El País, donde afirma que “Para las feministas que todavía se empeñan en la homologación integral he aquí la diferencia. Si en el teatro se montara un espectáculo con el cuerpo femenino de la misma inspiración que Las marionetas del pene hasta Miriam Tey se revolvería en las cenizas” (27) Verdú en su critica arremete contra las feministas, quienes pagan la culpa de la poca creatividad de los hombres con su cuerpo y mas especialmente con el pene.

En Cuba no con la misma intención de rendir culto sobre los penes, pero si exhibida con una inusual presencia de público juvenil, la obra “La Celestina” del grupo de teatro El Público, trajo a escena el desnudo masculino. Conversando con varias personas que usualmente no van a ver este tipo de obra confesaron “Que habían ido a ver la puesta por que algunos actores de la Televisión salían desnudos” (28)

Tales tendencias de la industria cultural, lejos de ayudar a desmitificar dichos imaginarios, los exacerban. Así lo confirma el especialista Demian Ruiz, en su comentario titulado “Las rarezas del pene” publicado en la Revista Men`s Health, de abril del 2001, señala. “Probablemente miras a tu pene del mismo modo que una vieja solterona contempla a su gato: crees que sus particulares atributos lo convierten en únicos y extraordinarios”. (29)

Este tipo de apreciaciones abundan en revistas destinadas especialmente a los hombres, las cuales se venden como un nuevo diseño para que aprendamos a cuidarnos y querernos. En este sentido, llama poderosamente la atención que valoraciones de este tipo lleguen a todas las manifestaciones culturales, arrastrando los mismos sesgos machistas en cualquier latitud del planeta.

Otra de las manifestaciones de la masculinidad hegemónica es la masturbación en lugares públicos. Ella constituye una de las formas que los hombres eligen para dar riendas sueltas a sueños eróticos y morbosos, o a las frustraciones de una sexualidad no posible, violando casi siempre el espacio de las mujeres que no tienen derecho a permanecer en los mismos ante la agresión masculina. La Habana, como muchas ciudades del mundo, tiene lugares nocturnos donde las mujeres no pensarían frecuentar ante el temor a este tipo de agresiones. Hablando con un grupo de estudiantes universitarios el por qué no sucedía al revés y veíamos en las playas, cines y oscuras avenidas a mujeres enseñando sus órganos sexuales y masturbándose para que los hombres las vieran, se rieron y me dijeron que eso era una locura que jamás sucedería. Se que decir esto presupone una pura ironía.

La masturbación masculina en Cuba es parte de un rito de iniciación en los hombres, y cuando este momento llega, pueden oírse expresiones jocosas cuando les tocan a las puertas de baños y habitaciones, tales como “Suéltala” o “te voy a poner un cascabel en la mano” (30) En ningún caso es signo de no aceptación y demuestra que algo importante, que reafirmará su masculinidad, esta sucediendo. Este mismo entusiasmo no sucede con las mujeres, las cuales no hablan regularmente de sus masturbaciones. Entonces estamos hablando de aceptaciones diferentes sobre iguales actos de iniciación sexual y de placer, los cuales van a ser desvirtuados por el aprendizaje de la sexualidad, y que no es debatido abiertamente en la familia, salvo en el caso de los adolescentes hombres.

Estos fenómenos indican la necesidad del dialogo y sus reflexiones, sin dudas a la guerra, la economía y otros asuntos están dedicados los grandes debates mediáticos e individuales de los hombres. Pero por qué algo tan usual como es la sexualidad, nos cuesta tanto abrirla a una polémica social. La moralidad y los preceptos que esta implica no nos permiten ser sinceros con nosotros y nuestros placeres

Homosexualidad en Cuba: Tan raros como los demás

Entre las masculinidades que han sido objeto de todo tipo de discriminación, ocupa el primer plano la de los homosexuales. Desde el siglo XVIII, los primeros periódicos de la isla ya estigmatizaban a esta opción sexual. El término de homosexual desde el siglo XIX ha condenado de forma injusta a quienes prefieren variantes sexuales ajenas a la heterosexualidad, opción que si goza de una total aceptación y muchos al asumirla se vanaglorian de su condición de macho hegemónico. Las personas homosexuales serán juzgadas como flojas, débiles, femeninas, amaneradas. Tales atributos denotarán poca confiabilidad para ejercer determinadas profesiones, sobre todo las relacionadas con decisiones de poder. Este comportamiento está generalizado en todas las sociedades latinas, con una fuerte raíz homofóbica.

Un tema tan polémico para el contexto cubano como el de la homosexualidad abre una caja de Pandora que siempre ha estado tapada muy celosamente en la Historia de Cuba, como si no existiera el asunto. Textos como La maldición (1998), escrito por el investigador Víctor Fowler, nos acercaron al asunto desde una perspectiva histórico-literaria. El autor refiere una serie de textos considerados por él fundacionales por corresponder a un período de constitución de nuestra cultura. Entre estos se encuentran los atribuidos al presbítero José Agustín Caballero para el Papel Periódico de la Havana; uno de ellos: “Carta critica del hombre- mujer”, del 10 de abril de 1791, donde se identifica la problemática de la masculinidad con el de la homosexualidad masculina, el texto dice:

“¿Quien podrá contener la risa cuando ve á un hombre barbado gastar la mayor parte de una mañana en peinarse, ataviarse y en ver copiada su hermosura en un espejo, cuál lo practica la Dama mas presumida? (...) A la verdad, yo no sé como hay Mujer que admita á su trato a semejantes avechuchos. Ellos representan el papel de Gallos entre las Mujeres, y de Gallinas entre los Hombres, al paso que de estos merecen la compasión, cuando de aquellas el desprecio” (31)

El filósofo cubano Caballero diseña una masculinidad en la que vincula la feminización de los hombres con problemas contra la patria:

“Pregunto ahora ¿Si se ofreciera defender a la Patria, que tendríamos que esperar en semejantes Ciudadanos o Narcisillos? ¿Podrá decirse que estos tienen alientos para tolerar las intemperies de la Guerra? ¿Como han de ser varones fuertes y esforzados, decía Séneca, los que así ostenta su ánimo mujeril y apocado ?Desengañémonos, el que se cría con música, bailes, regalos y deleites, forzosamente degenera en femeniles costumbres” (32)

Si tenemos en cuenta que estas palabras le son asignadas a uno de nuestros primeros pensadores , constatamos como se está construyendo la masculinidad de una nación en base a exclusiones de aquellos que no cumplan estos requisitos .En la décima con la cual cierra su texto nos advierte el peligro que implica asumir rasgos de feminidad para los hombres :

Infeliz Afeminado

Que merece este nombre

por que de carácter de Hombre

tu mismo te has degradado

Sigue tu camino errado,

Y juzga como delicia

La más notoria estulticia

Pero no te has de montar,

Si te dicen al pasar

Augur mi Doña Dionisia (33)

Si la feminidad en los hombres implica rechazo, la masculinidad para las mujeres no deja de tener consecuencias lesbofobicas En opinión de la filóloga italiana Analisa Mirizio el vestido masculino es parte del rol sexual y a la par de otros factores, es el producto de un aprendizaje social (34); que un hombre se vista de hombre es lo normal, más que una mujer lo haga es un ataque a la virilidad masculina y a la moral establecida. Resulta probable que esta opinión prevaleciente determinara que el 17 de febrero de 1822 se abriera un expediente judicial con el título de “Criminales contra Enriqueta Fabez por haber andado disfrazada en traje de hombre” que se encuentra ubicado en la actualidad en un fondo del Archivo Nacional de Cuba (ANC). Más allá del caso en sí, que fue de los más escandalosos procesos judiciales sucedidos en Cuba en la primera mitad del siglo XIX, cabe preguntarse ¿qué violaba Enriqueta para ser juzgada? Primero que todo, el espacio público del poder masculino.

Enriqueta Fabez fue una médica suiza que instalada en la villa de Baracoa para ejercer la medicina; se atreve a establecer una relación lésbica con una mujer de la zona llamada Juana de León. La lectura del expediente criminal nos habla de varias contradicciones en aquel vínculo inusual, pero lo que nos interesa es el análisis sobre la masculinidad y, sobre todo, cómo en las declaraciones todo el tiempo se juzgaban las características biológicas que definían su no masculinidad. La supuesta esposa engañada declaró que “empezó a espiar sus movimientos hasta que una vez dormida se descuido, pude descubrirle los pechos de una mujer, no como quiera abultados, si no por su configuración dan a conocer que ha alimentado algunas hijos” (35)

El hecho que una mujer en esta época fuese médica constituía de por sí un delito. Pero además que se atreviera a violar los designios de la iglesia y mantener una relación condenada como antinatural, hicieron del juicio de Enriqueta, representación fiel de un tribunal de la Santa Inquisición al llamarla monstruo, criatura infeliz, y descargar sobre ella todo tipo de improperios. En realidad más que juzgar la situación de víctima- victimario afloraba todo el andamiaje seguido para demostrar la falsa masculinidad de Enriqueta Fabez por lo que Juana pide lo siguiente:

que se prestase juramento sobre le sexo e impotencia física del que se nombra Enrique Fabez disponiendo con su merito que se conduzca esa criatura a esta ciudad y a presencia del tribunal sea reconocida por dos facultativos que al efecto lo haga desapropiarse de los vestidos y que cuando se le desvista para deducir lo demás se convenga previa la seguridad con que debe mantenerse en la cárcel publica , hasta que otra cosa se determine conforme a justicia que pido en costos jurando no proceder con malicia y cuando fuera necesario.(36)

El caso no es el único dentro del mundo colonial español. Otros países como Colombia también celebraron juicios por esta causa como es el seguido, en 1745, en Popayán, contra dos mujeres acusadas de sodomía femenina. En la Habana, noventa y tres años después del caso de Enriqueta Fabez, la escritora puertorriqueña Luisa Capetillo fue arrestada por usar “ropas que son solo para hombres” (37)

En opinión del profesor Rodrigo Andrés los historiadores posestructuralistas han apreciado el hecho de que en diferentes momentos históricos se obtiene diferentes tipos de valoraciones sobre los homosexuales y las lesbianas. Para estas opiniones han sido muy importantes las diferentes prácticas discursivas que no solo las nombran, sino que de hecho las crean. La medicina y su función “higienizadora” de la sociedad fue la causante de muchos de las polémicas hacia la diversidad sexual (38)

Por ejemplo, en 1875, en Alemania, un médico de apellido Marx, fue uno de los primeros científicos en pedir que se suprimiera del Código Criminal la orientación sexual. Para ello creaba un nuevo termino denominado Urnings el cual refiere como persona de una naturaleza muy particular de género hombre – mujer. De este modo intentaba una justificación médica al fenómeno. Para este científico el tercer género busca “desde la infancia (...)la sociedad y los juegos de las niñas; adultos, se distinguen por su timbre de voz femenina y una gran timidez de carácter Cualquier cosa los abochorna, los asusta y les hace subir la sangre al rostro ; les repugnan todos los ejercicios violentos ; por el contrario, tienen gusto pronunciado por los trabajos de aguja , marcada preferencia por las costumbres de señoritas , las sortijas , las cadenas , las flores y los perfumes . Además manifiestan persistente repugnancia hacia las mujeres, no queriendo tener jamás con ellas contacto sexual” (39)

La obra fue objeto de la más severa crítica en Cuba por parte del Dr. Luis Montané, el cual la calificó como depravación moral. Durante el Primer Congreso Regional Medico de Cuba en enero de 1890, se mostró particularmente severo acerca de esta investigación:

¿Es esa obra, la de un loco? ¿No es esta, ciertamente, la opinión de Mr Marx, que se considera un sabio, un filósofo humanitario? Pero poco importa después de todo, que sea sabio ó loco; lo que es necesario conservar de su folleto, es que ha sido libremente vendido en Alemania y que en dicho país existe el vergonzoso vicio que nos ocupa (40)

Más adelante en su intervención el Dr. Montané ofreció detalles sobre una investigación de la homosexualidad en Cuba a partir del estudio de 21 casos –4 europeos y 17 cubanos. Los dividió en activos y pasivos según su conducta en la actividad sexual con el fin de resaltar la feminidad de los mismos. Llegó afirmar que “la prostitución masculina tiene la misma organización que la prostitución femenina (...) destacándose los nombres por los que se conocen La princesa de Asturias, la pasionaria, la Verónica, La Isleñita, Reglana, la camagüeyana, Manuelita, Albertina etc.” (41)

Las descripciones médicas de algunos casos corroboran esta opinión:

“La camagüeyana tiene las nalgas completamente reunidas de modo a formar una masa global (...) , en el caso de Manuelita hemos podido observar el prolápsus de la mucosa , formando dos pequeños labios regulares, reunidos en su parte inferior y recordando clásicamente la vulva de una perra (...) La camagüeyana presentaba el ano cubierto con un paño de tela ordinaria ,probablemente para socorrer la incontinencia de materia fecal –en su afán por lo femenino algunos emplean este sistema con el objeto de simular un periodo menstrual –En la tentativa que hicimos de suspender una punta del paño el individuó dejo de escapar un grito penetrante , desplomándose y pudimos asistir a un ataque clónico de hísterio epilepsia ¡Nada más frecuente que los ataques de nervios en el mundo de los pederastas¡”(42)

Sabemos que una de las teorías médicas más discriminatoria para las mujeres del siglo XIX, fue la referente al útero histérico. En su planteamiento básico se argumentaba que ellas sufrían de histeria porque no tenían pene. El mismo comportamiento se le asignaba al homosexual hombre como una forma discriminatoria que lo aleja de la posibilidad de ser masculino y varón.

La homofobia es una actitud vigente aún en la sociedad cubana y al igual que el machismo está arraigada a patrones culturales. El camino para socializar el debate sobre estos temas encontró terreno fértil con el estreno de una de las cintas más célebres del cine cubano. La exhibición de “Fresa y Chocolate “(1993) de los directores Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, visibilizó a un personaje homosexual hombre, como nacionalista y valiente. Se abrió con ello una polémica a nivel nacional, y el público cubano aceptó con beneplácito el filme.

A partir de entonces, otros productos comunicativos audiovisuales difundidos por la televisión cubana mostraron unas veces de manera tangencial y otras de forma más directa a personajes homosexuales. Lo mismo ocurrió en el teatro, las artes plásticas y otras manifestaciones artísticas. Incluso, aunque no ha sido exhibida la reedición del serial inglés “Queer and Folk”, de la cadena Show Time en los canales de la televisión cubana, muchos espectadores han disfrutado esas historias. Rentadores particulares de video han detectado el interés de sus clientes en la temática, y la serie ha contado con una gran demanda. Tan raros como los demás, traducción al español del nombre del serial es un llamado a pensar en los nuevos modelos de la masculinidad.

De alguna manera queda claro, al menos en las manifestaciones del arte de los años noventa, una mayor libertad a la hora de expresar la diversidad sexual. La nueva tendencia parece haber dejado atrás las contradicciones de los años 60 al 80, cuando una fuerte actitud homofóbica obligó a muchos homosexuales a marcharse del país.

Solo los cristales se rajan….

Las diferencias generacionales matizan los comportamientos de los cubanos de hoy. Quienes hicieron la Revolución de 1959, están dando paso a otras con nuevos modelos, que van dejando prejuicios del pasado y que superan las propias expectativas creadas alrededor de leyes tan renovadoras como la del Código de familia, de 1975, el cual intento romper modelos androcéntricos de convivencia hacia el espacio privado de la familia.

Hoy el debate está enfocado a leyes como la de la paternidad, y la posibilidad de que los hombres se sientan responsables de todas las actividades que realizan en el espacio público y privado.

No obstante a pesar de las leyes escritas es innegable que la vida de muchos cubanos ha estado marcada por la fragilidad del hecho de ser hombres. Desde niños nos enfrentamos a grandes póster y eslóganes revolucionarios al estilo de: “Solo los cristales se rajan, los hombres mueren de pie”. La comparación de la condición de hombre y masculino con el cristal es un llamado a estar en eterna vigilia para demostrar, representar o aparentar, según sea el caso, un paradigma de masculinidad.

La mítica revolucionaria ha luchado contra las expresiones del machismo relacionado con las mujeres, pero se ha mantenido intransigente con respecto a los propios hombres: no se han cambiado los valores de la masculinidad hegemónica. Sucede que no serán leyes ni disposiciones oficiales, las que reorientarán los primeros pasos.

Contribuir a transformar modelos de masculinidades dicotómicas, encerradas en soluciones sin salidas, podría ser una de los más loables aportes de los estudios sobre masculinidades. Pero estos cambios, ahí está la historia del feminismo para demostrarlo, tardan años y hasta siglos para llegar a resultados. Ojalá y las reflexiones, el debate, ayuden a impulsar estos.

Citas y Notas:


1- Esta y otras valoraciones sobre la relación mujer-moral en la literatura de la época colonial forma parte de la investigación que le permitió obtener a la profesora Díaz Canals el “Premio Certamen Iberoamericano de Ética Elena Gil 2001”.Véase Teresa Díaz Canals, Moral y Sociedad. Una intelección de la moral en la primera mitad del siglo XIX cubano, Publicaciones Acuario, La Habana, 2002, pp. 123-126.

2- Véase José Martí, Obras Completas, t.8, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1975, pp. 310-311.

3- En este mismo número del El Fígaro dedicado a las mujeres cubanas escriben importantes figuras de la cultura como Juana Borrero, Lola Rodríguez de Tío, Maria Luisa Dolz, Martina Pierra Poo, entre otras. Véase Aurelia Castillo, “Esperemos” en El Fígaro, n.6, La Habana, 24 de febrero de 1895, pp.66-67.

4- Ibídem.

5- Miguel de Carrión fue uno de ellos, no solo desde la literatura con obras tan conocidas como Las honradas y Las impuras, sino también desde la prensa. En el diario Azul y Rojo, del cual era director, aparecieron una serie de artículos de su autoríaVéase Miguel de Carrión, “La ley de divorcio I “, Azul y Rojo, n.15, La Habana, 12 de abril de 1903, p.4.

6-La relación de esta y otras leyes, como la de la patria potestad (1917), con el movimiento feminista cubano formo parte de los objetivos de mi tesis doctoral. Una versión de esta, obtuvo el Premio de ensayo en ciencias sociales de la VII Edición del Concurso Pinos Nuevos, del 2002, que auspicia el Instituto Cubano del Libro Ver Julio César González Pagés, En Busca de un espacio: Historia de las mujeres en Cuba, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2003.

7-La abogada Ofelia Domínguez Navarro escribió en 1928 un importante documento de denuncia sobre la situación jurídica de las mujeres cubanas. En su ensayo se hacen una serie de valoraciones referentes al androcentrismo del sistema legal cubano y su relación con la vida familiar.Ver Ofelia Domínguez Navarro, 50 años de una vida, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1971, pp. 121-126.

8-“La talla de la mujeres”, Fémina, n.3, La Habana, 5 de abril de 1910, p.2

9- Los artículos de Fernando Ortiz, Juan Marinello, y Ramiro Guerra estuvieron presentes en varias ocasiones en las paginas de La Mujer Moderna, órgano de prensa del Club Femenino de Cuba, asociación organizadora de los Congresos Nacionales de Mujeres .Las obras de Arturo Montori y Raimundo Lazo sobre el feminismo tuvieron gran acogida entre las simpatizantes de estos ideales. Ver Arturo Montori, El feminismo contemporáneo, Impr. La Moderna Poesía, La Habana, 1922; y Raimundo Lazo, El feminismo y la realidad cubana, Impr. La Propagandística, La Habana, 1931.

10-Sabas Aloma, Mariblanca. ¨Masculinismo no ¡Feminismo ¡ Santiago de Cuba, 20 de noviembre de 1920 ( inédito ) Biblioteca personal del autor. La Editorial Oriente en la pasada edición de la feria del libro tuvo la feliz idea de reeditar el ensayo sobre feminismo de esta importante figura de la política republicana. Véase Mariblanca Sabas Alomá, Feminismo; cuestiones sociales, crítica literaria, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2003.

11-Agradezco al profesor Arcadio Díaz-Quiñones esta y otras valoraciones sobre el pensamiento hegemónico imperial. Juntos recorrimos el norte de los Estados Unidos y Puerto Rico, en la primavera de 1995, como parte de un ciclo de conferencias que impartió con el nombre de “Las guerras del alma” Véase Arcadio Díaz-Quiñones, La memoria rota, Ediciones Huracán, San Juan, 1993.

12-Como hombre que estudia la historia de su país desde la pespertiva de la diversidad, donde se incluye las relaciones de género, raza, clase y opción sexual, siempre me ha llamado la atención la reacción de otros investigadores cuando les comento que me dedico a estudiar la Historia del Feminismo en Cuba y su relación con los nuevos estudios sobre masculinidades. Burlas, chistes antifeministas y hasta valoraciones sobre mi persona han estado presentes en muchos de los diálogos.

13-Un esfuerzo loable es el realizado por la Editora Paidós, y su colección Género y Sociedad, la cual ha permitido tener acceso, en nuestro idioma, a las mas importante obras de autores como Judith Butler y Víctor Seidler
Ver Judith Butler, El género en disputa, Editorial Paidós Mexicana, México D.F, 2001; y Víctor Seidler, La sinrazón masculina, Editorial Paidós Mexicana, México D.F, 2000.

14- Uno de los chistes mas utilizado tiene su origen en un encuentro entre intelectuales cubanos cuando se hablaba sobre el sexismo en el lenguaje un funcionario del Ministerio de Cultura señaló que entonces las referencias hacia todo tendría que cambiar y dichos muy conocido como “el perro es el mejor amigo del hombre” seria sustituido por “el perro y la perra son el mejor amigo y amiga del hombre y la mujer”

15- Las compilaciones académicas más importantes han sido: Susana Montero y Zaida Capote (compil.), Con el lente oblicuo. Aproximaciones cubanas a los estudios de género, Editorial de la Mujer, Ciudad de la Habana, 1999; Celia Sarduy y Ada C. Alfonso (compil.), Género: Salud y Cotidianidad, Editorial Científico Técnica, Ciudad de la Habana, 2000; y Teología y género. Selección de textos, Editorial Caminos, La Habana, 2003. El trabajo de divulgación ha estado presente en revistas como Mujeres, Bohemia y Sexología y Sociedad.

16-En países como Estados Unidos, Inglaterra, Australia y Canada es donde empiezan con mayor fuerza, en las décadas de los setenta y ochenta, el desarrollo de los llamados Men’s Studie. En la actualidad entre los autores de estos países que tienen una actitud agresiva hacia el feminismo se encuentran considerados como clásicos: Robert W. Connell, Michael S. Kimmel, Michael Kaufman, David D. Gilmore y Matthew C. Gutmann. Una compilación de artículos de estos investigadores véase en Teresa Valdés y José Olavaria (eds.), Masculinidades. Poder y Crisis, Isis Internacional, Santiago de Chile, 1997.

17- Vease Patricia Arés, “Virilidad ¿Conocemos el costo de ser hombres?”, Revista Sexología y Sociedad, CENESEX, La Habana, 1996; Ramón Rivero Pino, “El rol paterno. Su problemática en Cuba”, Revista Cubana de Ciencias Sociales, Instituto de Filosofía, Ciudad de la Habana, 2000, pp. 89-106; Maria Teresa Díaz Alvarez “El varón urbano antes y ahora”, Tesis de Maestría en Sexualidad, Centro Nacional de Educación Sexual, Ciudad de la Habana, 1999; y Mayda Álvarez Suárez, Construcción socio-cultural de la masculinidad, Editorial de la Mujer, La Habana, 2001. El autor de este texto también se incluye en este grupo teniendo una visión socio histórica de la masculinidad Ver Julio César González Pagés, “Gènero y masculinidad en Cuba: ¿el otro lado de una historia?”, Nueva Antropología, n.61, México, septiembre del 2002, pp.117-126 y “Homosexualidad, feminismo, travestismo y construcción de la masculinidad en Cuba”, Aula de Cultura Iberoamericana. Selección de Conferencias, 2001-2002, t.I, Cuadernos de Centro Cultural de España, Ciudad de la Habana, 2003, pp.78-87.

18- La Comisión Género y Paz, surgida en 1996, promueve valores relacionados con la cultura de la no violencia y la alteridad cultural. El primero de los talleres fue impartido por la profesora Judith Astelarra (Universidad Autónoma de Barcelona) en el año 2001 sobre Sistema de Genero para los integrantes del Proyecto. Otros talleres realizado son: “Masculinidades y violencia” con trabajadores sociales del Municipio Plaza de la Revolución, en el 2002; “Masculinidades y cultura” para estudiantes de la Escuela de Música Amadeo Roldan de la Habana Vieja, en el 2002; “Masculinidades, variantes para un cambio” a dirigentes de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), entre el 2003-2004. En la actualidad se imparte un Taller a los reclusos del Penal Valle Grande sobre el tema de “Masculinidades y Cultura de paz.”

19-Se destacan fundamentalmente tres tipos de publicaciones: las deportivas, eróticas y pornográficas, y “las de modas” y “estilo de vida” .Dentro de estas ultimas se pueden destacar GQ, DT y Men`s Health. La Revista de los hombres Vease Marta Segarra, “Modelos de masculinidad y medios de comunicación”, en Marta Segarra y Ángels Carabí (eds), Nuevas Masculinidades, Icaria, Barcelona, 2000, pp.133-152.

20-Entre los espacios que ya tienen una presencia de los estudios de masculinidades esta el “Diplomado de Género y Comunicación” coordinado por Isabel Moya desde la Cátedra Mirta Aguirre del Instituto Internacional de Periodismo José Martí. También han incorporado en su docencia esta pespertiva los programas de estudios de las maestrías de la Cátedra de la Mujer de la Universidad de la Habana dirigido por Norma Vasallo y el del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) que dirige Mariela Castro Espín.

21- Por eso es muy común oír que se denomine en Cuba como palo, tranca, cabilla, macana, mandarria, cohete, clasificaciones todas que están infiriendo objetos de alta resistencia y protagonismo.

22- Aloyma Ravelo en la actualidad esta escribiendo un libro sobre la sexualidad masculina. Le agradezco que me permitiera revisar algunos de sus trabajos no publicados. Véase Aloyma Ravelo, “Sexo Tropical: El Tamaño del pene en la imaginería de estudiantes universitarios de la Habana” (inédito)

23- Véase Marqués de Sade, La Filosofía en el Tocador, Tusquets Editores S.A., Barcelona, 1990, p.8

24- Consultar a Víctor Seidler, “La ilustración y la teoría social”, en La sinrazón masculina. Editorial Paidos, México, 2000, pp.23-30.

25-Ver Patricia Morrisroe Robert Mapplethorpe. Una biografía. Circe Ediciones, Barcelona, 1996.

26- Ver Belén Ginart, “Las marionetas más impúdicas”, en El País, Barcelona, 3 de junio del 2003, p.34.

27- Ver Vicente Verdú, “El pene y su sombra”, en El País, Barcelona, 16 de junio del 2003, p.38.

28-Los desnudos en la danza y el teatro cubano siempre han traído polémicas sobre si es necesario, o si es un efecto solo para lograr más público. En el caso de la obra de Teatro La Celestina fue muy bien recibida por la crítica especializada y logro uno de los éxito de taquillas mas grande de los últimos diez años.

29-- Ver Demian Ruiz, “Las rarezas del pene”, en Men`s Health. La Revista de los hombres, Abril del 2001, pp. 90-93.

30-Esta solo son dos de las muchas expresiones relacionadas con la masturbación masculina. Agradezco al antropólogo norteamericano Matthew C. Gutmann el haber compartido conmigo muchos de sus trabajos de masculinidad, entre los que se incluyen algunos relacionados con la iniciación de la masturbación de los adolescentes en México, y expresiones que utilizan como “chaquetear” y “le jala la cabeza al gallo”. Al igual que los jóvenes cubanos, los mexicanos creen que los jóvenes se deben masturbar dos y tres veces al día “por que tienen la leche guardada” Ver Matthew C. Gutmann, Ser hombres de verdad en la Ciudad de México. Ni macho Ni mandilón. México, El Colegio de México, 2000.

31- Ver los textos introductorios escritos por Cintio Vitier; Fina García Marruz, y Roberto Friol, La literatura en el Papel Periódico de la Havana 1790 –1895, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1990, p. 75.

32- Ibídem.

33- Ibídem, pp.77-78.

34- En Annalisa Mirizio, “Del Carnaval al Drag: La extraña relación entre masculinidad y travestismo”, en Marta Segarra y Ángels Carabí (eds), Nuevas Masculinidades, Icaria, Barcelona, 2000, pp.133-152.

35- Ver “Criminales contra Enriqueta Fabez por andar disfrazada de hombre (1822)”, en Fondo Asuntos Políticos, Archivo Nacional de Cuba (ANC), legajo 3483

36- Ibídem.

37- La presencia de la líder feminista Luisa Capetillo vestida con ropa masculina fue recibida con escándalo por la prensa habanera

Véase Billiken Callejas, “Venus con pantalones”, La Prensa, La Habana, 27 de julio de 1915, p.8. Para indagar más sobre la vida de esta importante figura ver la compilación de sus ensayos presentados por Julio Ramos (Ed.) Amor y anarquía. Los escritos de Luisa Capetillo, San Juan, Ediciones Huracán, 1992, p.11.

38- Ver Rodrigo Andrés, “La homosexualidad masculina, el espacio cultural entre masculinidad y feminidad, y preguntas ante una crisis”, en Marta Segarra y Ángels Carabí (eds.) Nuevas Masculinidades, Icaria, Barcelona, 2000, pp.121-132.

39- El profesor Luis Montané fue un prestigioso especialista en el siglo XIX cubano. El Museo de Antropología de la Universidad de la Habana lleva su nombre en la actualidad. Ver “La pederastía en Cuba (1)”, en Primer Congreso Médico Regional de la Isla de Cuba en enero de 1890, Imprenta de A. Álvarez y compañía, La Habana, 1891, pp. 581- 582

40- Ibídem.

41- Ibídem.

42- Ibídem.

Machismo, misoginia y homofobia

Autor: Daniel Cazés Menache *
Fuente: Milenio Diario (México), 4-V-2003 http://www.milenio.com/

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Reflexiono sobre la misoginia y la homofobia que todos llevamos en lo más íntimo de nuestro ser social y ponemos en acción día a día, a sabiendas o no, con rigor o en broma, que es una forma muy seria de comunicación.

Defino al sexismo como la opresión fundamentada en la diferencia sexual, que permea toda relación entre seres humanos y abarca todas las dimensiones de la cotidianidad (doméstica o pública).

El sexismo se incuba en el inconsciente y define sentimientos, concepciones, actitudes y acciones; es además fundamental en la conformación de las identidades y las mentalidades. A veces sólo es evidente en situaciones extremas, violentas, aunque parezcan inocuas, como en el humor de cualquier tonalidad cromática.

Machismo, misoginia y homofobia son sexismo.

El machismo nace de la convicción de que las mujeres son inferiores y están obligadas a ser como quieren los hombres y a prestarles a ellos servidumbre doméstica y sexual. Funciona con mecanismos como la marginación, la cosificación, el hostigamiento y el maltrato, frecuentemente con el disfraz de la benevolencia y hasta del afecto.

Para el paternalismo, las mujeres son incapaces de racionalidad, dependientes, débiles y sumisas por naturaleza, y por ello están obligadas a ser delicadas, abnegadas y necesitadas de protección y alabanza (Melchor Ocampo hizo de estos prejuicios funciones laicas de Estado, paralelas a las de la iglesia.)

Las relaciones jerárquicas entre hombres tienen el mismo origen: cada varón puede y debe ser patriarca, aunque sólo algunos puedan ejercer su patriarcado sobre hombres de menor rango.

Es fácil reconocer el machismo en los hombres, pero también se manifiesta en las mujeres: ellas deben asumir y reproducir las concepciones y la opresión patriarcales, salvaguardar sus valores y vigilar el cumplimiento de sus mandatos.

La conciencia que de todo esto toman crecientemente las mujeres, y sus posiciones de rebeldía y creación de alternativas, irritan a los hombres, incluso a muchos que se precian de revolucionarios, democráticos o simplemente de ser buena onda: en lo más íntimo no aceptan que las mujeres puedan dejar de ser sumisas y de funcionar como agentes de la eternización del sexismo.

La misoginia es conjugación de temor y odio a las mujeres, traducida en diversas formas, sutiles o brutales, de inferiorización, ridiculización, exclusión y violencia.

Este poderío patriarcal también lo ejercen algunas mujeres sumisas. Se funda en la certeza de que sólo los hombres podemos ser plenos y normales, mientras que ellas son incompletas, extrañas, anormales, diferentes y por lo tanto inferiores y peligrosas (de Pitágoras y Aristóteles hasta los padres de la iglesia, Freud y los lacanianos, la "ciencia" contribuye a la creencia de que esto es "natural e instintivo").

El misógino que nos domina por dentro (de modo elaborado o, por ejemplo, con humor negro) considera ciertos todos los defectos que desde el púlpito, la escuela y la TV se les adjudican a las mujeres, y les reprocha que ninguna posea todas las virtudes que la iglesia, el Estado y la tradición establecen que son de ellas por determinación divina o genómica.

La homofobia es la aversión a quienes no se apegan al mandato heterosexual impuesto por el dominio patriarcal, a veces con saña que llega a ser tan sanguinaria como la violencia contra las mujeres.

La homofobia (triunfadora esta semana en la Asamblea Legislativa al congelarse por escapismo la Ley de Sociedades de Convivencia) condena a quienes eligen un erotismo contrario a la especialización heterosexual que mitifica como única válida y normal a la sexualidad reproductiva. Es otra forma de temor y odio a lo diferente, a todo lo que subvierta los ordenamientos prejuiciados del conservadurismo, a quienes crean alternativas a la opresión patriarcal.

Las y los homosexuales son blanco violento -a veces nada más en chacota bufonesca- de hostigamientos semejantes a aquéllos a los que se somete a las mujeres y que redoblan su virulencia cuando se dirigen a las lesbianas.

La homofobia está en el inconsciente de todo mundo, incluso de quienes han elegido formas no impuestas de sexualidad.

El sexismo es la intolerancia a lo que difiere de los paradigmas masculinos; conforma el poder más destructivo de quienes lo padecen, la enajenación de quienes lo ejercen y la represión de la creatividad de quienes buscan vivir alternativas libertarias.

Y no hay que olvidar que el sexismo es, en el mundo del dominio y la opresión patriarcales, la herramienta ancestral de la autoconstrucción y la autoafirmación enajenada de los sujetos sociales.

Como ombudsman y colaborador de MILENIO, procuro que quienes me leen reflexionen a este respecto. Claro que todo podemos discutirlo y rediscutirlo.

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Daniel Cazés Menache es doctor en lingüística por la Universidad de París III, Sorbonne Nouvelle, Francia. Estudió la licenciatura en lingüística en la Escuela Nacional de Antropología e Historia ( ENAH ) y la maestría en antropología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México ( UNAM ). Se especializa en democratización de México, democratización cotidiana y género y educación superior. Es coordinador, investigador y director del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Humanidades (CEIIH) de la UNAM. Correo-e: mailto:danielcm@servidor.unam.mx/ mailto:dcazes@milenio.com/ http://www.unam.mx/ceiich

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Tomado de la URL www.cenesex.sld.cu

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